Clandestinos y paro

Todo poder pierde el sentido de la realidad

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clandestinos Diario de Alicante
Josep Manel Sánchez

La verdad está hecha a pedazos y cada uno agarra lo que puede, pero en realidad, este rompecabezas no lo completará nadie. No puedo comprender cómo en estas últimas décadas de ¿democracia? las relaciones laborales: sindicatos, patronal y trabajadores/as, se han deteriorado tanto, en perjuicio SOLO de los trabajadores/as. Si a ello le añadimos la producción industrial clandestina, los obreros/as sin dar de alta, el paro, los contratos basura a media jornada, a días salteados o por horas, con un despido “libre” o irrisorio económicamente, podemos embadurnar todo un cuadro abstracto y surrealista, con muchas posibilidades para el arte decadente.

Personalmente opino que al clandestinaje no hay que castigarlo, sino reflotarlo a la realidad material de cotizaciones y sueldos dignos…y quién no pueda, pues ya lo harán otros en condiciones LEGALES. Puede ocurrir, que los clandestinos trabajen para empresas “normales”, de ahí que exista muy poco interés por hacerlo visible. Con este paro masivo y las necesidades de supervivencia humana, siempre habrá mano de obra barata para explotar en silencio y ofrecer una producción a bajo costo para los empresarios que  “cumplen”, pues no se entiende que, estos, consientan la competencia desleal, sin mover los hilos pertinentes para meterles mano, mediante denuncias concretas a los sindicatos, inspectores, jueces…

En los años ochenta, en los noventa, ya había clandestinaje, no es solo privativo de los tiempos de la “crisis” a partir del 2007. Yo conocía gente, en aquellas décadas trabajando sin contrato o por su cuenta, sin dar de alta, era una razón de ser fisiológica, un chute en vena. El que hoy emerja a la luz de los juzgados tanto  empresario corruptor y políticos corrompidos es mera idiosincrasia consentida.

Pero tenemos una dificultad más gorda, que más tarde o temprano nos estallará en las ovas. Ni gobierno, ni sindicatos, ni partidos políticos, quieren percatarse de la cantidad de personas, hombres y mujeres, que frisan de los 30 a los 45 años, y no tienen nada cotizado o tan solo dos o tres años, fruto de trabajos temporales de pocos meses al año, semanas o días y en condiciones lamentables. Esta gente,  junto a parados/as de larga duración, suelen ser pasto del clandestinaje, sin olvidar la triste existencia esclavista y larga, de las aparadoras, rebajadoras etc, que trabajan en sus casas, sin cotizar nada de las empresas pertinentes, un problema peliagudo sin resolver todavía: ¿Tendremos que aguardar, antes de solucionar sus vicisitudes y angustias, a que delincan, se suiciden o llenen los psiquiátricos?

Dejemos de mirarnos una y otra vez en el espejo, ¿no vemos las personas que hay detrás? Un  país donde todo el mundo produce y paga impuestos democráticamente, de acuerdo con sus ganancias, y reparte su riqueza equitativamente donde es necesaria: educación, ciencia, sanidad,  servicios sociales… nunca puede fracasar. De forma que el clandestinaje, el paro y la mendicidad, han de ser solucionados e insertados en la sociedad común, donde, una vez que no existan, los ciudadano0s/as recobrarán la salud perdida.