31 de agosto y el precio de la luz sigue en máximos. Cuando parece que un día ha tocado techo, al día siguiente es superado. Mañana (1 de septiembre) está previsto alcance los 132,47 euros el megavatio hora, un 200% más que el mismo día del año pasado. Pero igual, cuando lean esto, ese registro ya habrá quedado obsoleto porque la escalada no tiene fin o, por lo menos parece, que nadie puede o quiere ponerle un desenlace.

Este contexto está alterando la situación de muchas familias que ven como se ha incrementado, de forma exponencial, el recibo de la luz en un mes asfixiante, que ya de por sí nos obliga a llevar un gasto superior, pero algo más preocupante, incluso, es que está afectando a muchas empresas que no les quedará otra que trasladar ese incremento en los precios de los productos que venden. O eso o rebajar costes, o lo que es lo mismo, prescindir de trabajadores. Más paro en un país mermado por la crisis económica generada por la pandemia y que no tiene visos de resolverse por la inacción del Gobierno de Pedro Sánchez.

Lo que estamos viviendo este verano con el precio de la luz es la última consecuencia de un gobierno sin rumbo, a la deriva que, consecuentemente, con sus decisiones o sin ellas nos arrastrará a todos hasta el fango. Llevan mareando desde hace meses con las medidas que van a tomar para rebajar el recibo y, a día de hoy, nada se ha concretado, como todo lo que ocurre en este desgobierno. Sólo saben echarle la culpa de este desatino al Partido Popular pero, por si alguien no se acuerda, fue durante los mandatos de Felipe González en los que se empezó a privatizar Endesa y se introdujo el IVA en la factura eléctrica.

Pero, con independencia de todo eso, Sr. Sánchez olvídese de todo, de culpas y culpables, y trabaje por su País. España necesita un gobierno fuerte y estable. No necesitamos seguir siendo el hazmerreír de Europa y el mundo. Basta ya de promesas incumplidas. Me gustaría, de verdad, se lo digo de corazón, que algo de lo que hiciera tuviera éxito por el bien de nuestra nación, pero, lamentablemente, es que no puedo darle la enhorabuena por nada. Ni siquiera la vacunación avanza al ritmo que debería (aún no se ha llegado al 70% prometido en agosto), pero lo peor es que muchas empresas y autónomos siguen esperando las tan prometidas ayudas del Gobierno Central que nunca llegan ni llegarán, como las de la DANA, por los daños ocasionados en nuestra ciudad.

Todo, un despropósito. En el plano interno, tiene una España que vive el espejismo económico del verano, pero que se encontrará con la realidad del otoño y del crudo invierno al no haber tomado ninguna disposición que dé pie a la recuperación económica, que tanto necesitamos. Muchas familias lo están pasando mal. Muchas empresas están al borde del abismo. Aún hay muchos españoles en ERTE, que no saben si acabarán en un ERE definitivo y, mientras tanto, nuestro Presidente sigue de vacaciones, no estivales, que esas las puedo llegar a entender, sino perpetuas.

En lo que se refiere a política exterior, no vamos mucho mejor. Nos venden, ahora, que se ha cerrado la crisis con Marruecos que nunca se debió producir con quien debe ser siempre uno de nuestros mayores aliados internacionales, sobre todo, por su cooperación en materia antiterrorismo. Y, este último día de agosto, seguimos esperando que alguien dé explicaciones a la salida del contingente español de Afganistán.

Como ven una de los verbos que más se repiten en este artículo es esperar. Y cansados estamos ya de eso. Queremos, Sr. Sánchez, que tome decisiones importantes que beneficien al conjunto de los españoles. Comience por poner coto al tema de la luz. Por cierto, el incremento del precio del megavatio es similar a la subida en la nómina de asesores de su Gobierno que ya va por 764 y nos cuestan más de 40 millones de euros al año.

Sr. Sánchez gobierne o convoque elecciones. Actúe o dimita. España no puede esperar más.

Dámaso Aparicio.

Presidente del Partido Popular de Orihuela.