Sus objetivos eran las cajas fuertes tanto de entidades bancarias, estaciones de servicio o salones de juego, como de conocidas franquicias de vehículos o de comida rápida. Estaban altamente especializados y contaban con una pinza hidráulica con la que podían arrancar las cajas fuertes ancladas en el hormigón, en cuestión de segundos