Todos los días al sol

Dadme una palanca y un hombre de apoyo

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sol Diario de Alicante
Josep Manel Sánchez

A veces no me doy cuenta de que llevo un individuo conmigo al que tengo que cuidar para que llegue lo más lejos posible VIVO, porque en este universo, que dicen los expertos que es “plano” y con chichones, hay que transitar con sumo cuidado, ya que, al más mínimo despiste, te han bajado el salario, te han subido los impuestos, los alimentos más básicos…y encima la gente sigue acudiendo a votar.

Imaginaros por un momento, que llamáis a un fontanero para realizar un trabajo determinado y no acude, aduciendo que con lo que le pagan prefiere ir a un centro social a demandar una bolsa de comida y largarse a la playa para almorzar con el tibio sol de otoño: ¿Quién hace la “ñapa”? ¿Y si al electricista autónomo le produce más calambrazo el pagar las cuotas mensuales para “asegurar” la pensión “futura” que una sacudida de la corriente trifásica?: seguramente bajará la persiana y se largará con el hato de los servicios sociales, que PAGAN quienes trabajan, a hacerle compañía al fontanero. Sigan imaginando que se anuncia a bombo y platillo la construcción de cincuenta mil viviendas en unos terrenos RECALIFICADOS: la camada expectante cayéndoseles las babas. Pero no acuden albañiles, los arquitectos con los planos atisban como los indios, más no aparece nadie en los yermos solares: no es frecuente ver las playas a estas horas y por estas fechas llenas de currantes almorzando… ¿veis lo importante que son los trabajadores manuales?

Ahora vamos al campo. Algunos creen que los grifos son mágicos: abres la llave circular y ¡milagro!, el agua irrumpe con fuerza, con un chorro brioso y cristalino. Vas con tu jarra a la mesa, sediento y con el hambre correspondiente. Abres la puerta del frigorífico de aire y extraes una lechuga, mantequilla, tomates y dos flanes. Toda la cena la compraste en el supermercado. No creo que nadie piense que en dichos establecimientos se reproduzcan los alimentos espontáneamente de un día para otro. ¿Qué ocurriría si los agricultores se negaran a cultivar la tierra, hartos de sequías y plagas y de tantas falsas promesas y desidias de los políticos de turno? Los transportistas no podrían cargar ni un miserable nabo de los almacenes agroalimentarios y los hipermercados amanecerían más vacíos que los bolsillos de un filósofo.

¿Qué haríamos sin pescadores?¿Y sin mineros?¿Ven cómo se agigantan sus sombras? El trabajo es tan necesario para la comunidad humana como su dignidad para vivir sin estrés, sin depresiones, sin locuras, sin SUICIDIOS: DIGNIDAD para el hombre y la mujer, ni más, ni menos, la justa y necesaria. Es un error premiar al que da trabajo y rebajar los jornales a los que trabajan honradamente para ganarse un sustento básico con lo que poder vivir holgadamente, como cualquier otro ser humano. Estos hombres y mujeres no están pidiendo un puesto relevante en telefónica o hidroeléctrica, para cobrar 250.000 euros al año por “tocarse los huevos”, mientras nos suben desorbitadamente las tarifas eléctricas. El trabajo es un derecho inalienable que hay que repartir equitativa y económicamente. Los tiempos han de cambiar y los sistemas no son eternos, o acabaremos todos los días al sol mirándonos el ombligo, mientras se deshace la tarde enmudecida.