El estado de emergencia en Australia es más grave de lo que parece. Desde septiembre pasado, los incendios forestales han destruido más de cinco millones de hectáreas y hasta la fecha se reportan 17 personas fallecidas además de 28 desaparecidas y decenas más de heridos. Miles de casas han quedado destruidas a causa de las llamas de 200 fuegos activos en Nueva Gales del Sur y Victoria. Las cifras continúan en aumento, convirtiéndose en la alerta más grande de la historia del país. La población de las zonas afectadas ha sido evacuada para mayor seguridad; sin embargo, el impacto ecológico de esta devastadora situación es más preocupante aún.
Ecologistas de la Universidad de Sydney, Australia, estiman que cerca de 480 millones de animales, entre ellos aves, reptiles y mamíferos, han perdido la vida desde que iniciaron las llamas. Aproximadamente un tercio de la población de koalas ha muerto tras los incendios, una cifra que se incrementará conforme empeore el fuego en los próximos días, como se ha estimado por autoridades locales.
Aún en el caso de que los incendios lleguen a controlarse, el agua de los ríos también sufrirá un deterioro. La destrucción los contaminó, afectando directamente a los animales que logren sobrevivir a la catástrofe, pues es su principal fuente de alimento.
