Miguel Hernández fue un poeta y dramaturgo español nacido en la ciudad de Orihuela en Alicante el 30 de octubre de 1910. Como en la gran mayoría de familias humildes españolas de la época, a una temprana edad tiene que abandonar la educación para introducirse en el mundo laboral con el único fin de aportar ayuda económica en casa. A pesar de esto, un curioso Miguel Hernández se empieza a interesar por la poesía clásica española principalmente, gracias a lo cual desarrollaría su gran talento para la poesía.
Su principal fuente de enseñanza fueron los libros y la vida misma, llegando a convertirse en una persona autodidacta tras leer obras del siglo de oro tan importantes como Rinconcete y Cortadillo de Miguel de Cervantes, una obra que es muy significativa ya que se menciona por primera vez juegos de ocio, o también, La Celestina de Fernando de Rojas, la cual esconde bajo un argumento amoroso, una finalidad didáctica. Estas novelas junto con poesías de los autores más influyentes del momento como Góngora, Quevedo, Calderón y Garcilaso le ayudaron a desarrollar un talento innato que no tardaría en llevar a cabo.
Comienza a escribir muy joven, pero es a partir de 1930 cuando se publican sus primeros poemas en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante y tendría una corta trayectoria debido a su temprana muerte. En el mundo de las letras conoció a gente muy importante como Ramón Sijé. Esto le lleva a viajar a Madrid donde entabla relaciones con otros poetas españoles. Miguel Hernández pasó a ser, en muy poco tiempo, uno de los escritores más reconocidos de la época.
Muy importante en la vida y obra de Miguel Hernández fue el estallido de la Guerra Civil española en la cual participó muy activamente. Esto significó un cambio en su estilo, que a pesar de haber sido siempre un gran defensor de la libertad y del pueblo, hizo que fuese mucho más evidente en cada una de sus rimas. Cuando intentaba escapar del país tras finalizar la guerra, fue detenido en la frontera con Portugal y encarcelado en la prisión de Alicante. Esto no supuso un fin a su forma de expresión más significativa sino todo lo contrario. La cárcel y la guerra fueron clave para marcar todavía más su estilo libertino. Su obra inicial, durante los años que dedicó al campo, se caracteriza por un estilo vinculado y arraigado a la tradición, una poesía muy personal y de una intensa emoción, siendo sus versos más románticos y modernistas. Este estilo evoluciona paralelamente con su vida y los acontecimientos de esta, convirtiendo su poesía en una de estilo revolucionario. En su estilo son muy característicos tres temas: la vida, el amor y la muerte, los cuales disfraza a través de metáforas, paralelismos, hipérbaton y demás. Detrás de la belleza de cada uno de sus versos se esconde un fuerte grito a la injusticia, en palabras del propio Miguel: “la poesía es una bella mentira fingida”. Más aún, tan importante y reivindicativa ha sido la obra de Miguel Hernández que ha sido llevada, incluso, a la música. El cantautor Joan Manuel Serrat ha dado voz a los poemas más importantes del autor entre los que se encuentra Para la libertad.
Miguel Hernández es ubicado en la Generación del 27 y la Generación del 36 pero sin duda alguna, ha sido uno de los poetas más influyentes en la cultura, historia, literatura y sociedad española del siglo XX. Su influjo no se ve limitado únicamente a las generaciones de su época sino que, debido a que es un autor estudiado en los apartados de literatura de las asignaturas de lengua en bachillerato, las nuevas generaciones tienen también la oportunidad de conocer a un autor que ha supuesto tanto para un país durante una de las épocas más difíciles de su historia y que ha sido capaz de plasmar en palabras los sentimientos de la gran mayoría de personas de su época para así, poder recordar a modo de poesía lo que una guerra civil supone para un pueblo. Pues todo aquello que se escribe no se olvida y la poesía de Miguel Hernández, por suerte, estará con nosotros a lo largo de los años, generación tras generación.
