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martes, 23 abril 2024

Miguel Hernández no fue entregado por la policía portuguesa a la Benemérita

Lo de la bofetada de María Teresa León a Miguel Hernández en la Alianza a finales de febrero de 1939, tiene más literatura que verdad. Dicen que lo tiró al suelo, ¿quién era María Teresa León, Urtain? Aunque lo de la bofetada me lo creo, en cambio de los de los insultos de Hernández, no.

Algunos investigadores escriben, desde hace años que, Miguel Hernández fue entregado por la policía portuguesa a la Benemérita (Guardia Civil) el 3 de mayo de 1939, y este error se continúa escribiendo sin investigar el atestado que da inicio al Sumario 21.001. Si los investigadores y biógrafos no fueran tan obsesionado en incrementar la leyenda negra de la Guardia Civil, y mirasen el atestado aludido que condenó a muerte a Miguel Hernández el 18 de enero de 1940, comprobarían que los guardiñas entregaron al poeta por una infracción administrativa por cruza la frontera portuguesa sin documentación al Cuerpo de Investigación y Vigilancia de Fronteras, que era un Cuerpo policial propio de fronteras, y no a la Guardia Civil del Puesto de Rosal de la Fronteras (Huelva) como se suele insistir tozudamente.

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Proclamada la II República en abril de 1931 el Gobierno vio necesario reforzar los medios policiales y, el Cuerpo de Vigilancia pasó a denominarse Cuerpo de Investigación y Vigilancia. Una vez Franco en el poder reorganiza los Servicios de Policía con motivo de la Ley de Policía de 8 de marzo de 1941 y se crea el Cuerpo General de Policía que sustituía al anterior Cuerpo de Investigación y Vigilancia, el cual fue suprimido.

Es una falacia decir que Vicente Aleixandre le regalara un reloj de oro a Miguel cuando contrajo matrimonio civil el 09-03-1937. Era un reloj de pulsera, según Josefina Manresa pagina 18 de su libro y en Juan Guerrero Zamora página 34 de Proceso a Miguel Hernández. Sumario 21.001.   ¿Cómo iba a ir un soldado miliciano con un reloj de oro capitalista? O ir a la URSS. Cuando el hermano Vicente tuvo que darle 200 pesetas para marchar en tren a Sevilla en abril de 1939 (le hubiera dicho vende el reloj de oro, ¿no?). Y cuando además estaba siempre sin blanca. Yo cometí el error de creérmelo, he investigado y estoy convencido de que algunos biógrafos  se lo han sacado de la manga, porque no tiene consistencia. Cuando lo detienen llevaba 20 escudos portugueses, de ser de oro le hubiera pagado más. Lo entregaron a cambio de 20 duros por los gastos de transporte y alimentación durante su custodia.

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Este error y otros muchos errores que aparecen en las actuales biografías son los que el investigador hernandiano Ramón Fernández Palmeral (Piedrabuena, 1947) amplia y rectifica en su libro Miguel Hernández, el poeta del pueblo (biografía en 40 artículos), Editorial ECU, de Alicante, 2019, que se presentará precisamente en Orihuela, el pueblo natal del autor de El rayo que no cesa, el 29 de octubre a la 19.30 horas en la librería Codex de Vicente Pina, por Francisco Javier Catalán, abogado y hernandiano.

En cambio, sí es cierto que la Benemérita detuvo a Miguel Hernández el 6 de enero de 1936 (día de los Reyes Magos) a la orilla del Jarama, por indocumentado cuando estaba con la pintora Maruja Mallo –a la que no detuvieron-, donde los guardias le golpearon con las culatas de los «fusiles camineros», amenazándole de muerte y conducido después a los calabozos cuartel de San Fernando del Jarama (hoy San Fernando de Henares) donde los guardias seguirán maltratándolo (carta a Josefina Manresa de febrero –un mes después-). En el cuartel le dejaron llamar por teléfono al Pablo Neruda, por en esa época era encargado de negocios en la Embajada de Chile en Madrid.

El diario El Socialista publicará un manifiesto el 16 de enero de 1936 de protesta firmado por un grupo de intelectuales entre los que estaba Federico García Lorca, a favor del poeta de las esparteñas –sin calcetines-, que le dio gran publicidad, y un buen empujón a su carrera poética. Una semana después apareció publicado en la Editorial Héroe de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez su poemario El rayo que no cesa. Tras la detención Miguel se refugió en casa de los Alberti, en calle Marqués de Urquijo nº 47. Tras este tropiezo benemérito se afilió al Partido Comunista de España. Meses después el 23 de septiembre ingresó en el Quinto Regimiento del PC en Madrid en primera línea de fuego cavando trincheras con los Zapadores.

Otra mítica bofetada al poeta oriolano, es el que le propina y cuenta María Teresa León en Memorias de la melancolía, Losada, 1970, que tiene mucho de literatura y poca consistencia histórica. Rafael Alberti como esposo de María Teresa, tiene poca o ninguna fiabilidad. Las versiones se contradicen. Y Antonio Aparicio y José Bergamín, como testigos, no dicen nada en sus memorándums. El supuesto hecho ocurrieron a finales de febrero de 1939, antes del Golpe de estado del coronel Casado (5 de marzo), cuando María Teresa cuenta que Hernández llegó a la sede de la Alianza desde frente lleno de barro y sangre (cuando ya no había frente) situada en el palacio incautado a los condes de Heredia-Spínola, en calle Marqués del Duero número 7 de Madrid (también conocido por Palacio de Zabálburu). Bofetada que lo tiró al suelo por proferir unos insultos contra las mujeres de la Alianza. Lo de la bofetada me lo creo (María Teresa era capaz de esto, y mucho más), pero lo de los insultos (que no voy a citar aquí), no me lo creo que lo dijera Hernández, y encima que los escribiera en una pizarra. La Alianza era el domicilio eventual de Hernández desde noviembre de 1936. Llegó a Madrid desde Valencia para ser testigo de bodas de su amigo Antonio Aparicio (25 de febrero), quien luego se asiló en la embajada de Chile durante un año, aproximadamente, hasta salir para el exilio.

Lo que sí es cierto que el matrimonio Alberti abandonó a Hernández en Madrid a sus suerte ante la caza de comunista de los casadistas, y se vinieron en coche a Elda con el general de aviación republicana Ignacio Hidalgo de Cisneros a la posición Yuste, para luego salir al mediodía del 6 de marzo de 1939, en un pequeño ‘Dragon Rapide’ de la compañía británica Havilland dirección Orán con Antonio Cordón. Los Alberti al salir de España vieron de lejos la sierra alicantina de Aitana, por eso, cuentas que le pusieron a su hija Aitana, que nació en Buenos Aires en 1941.

Muchos y otros desmentidos son los que el escritor y hernandiano Fernández Palmeral relata en su nueva biografía de Miguel Hernández en el 109º aniversario de su nacimiento.

Ramón Palmeral.