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martes, 23 abril 2024

María Esclápez: ‘Hay que escuchar esa vocecita que te dice esto no está tirando aquí’

La psicóloga valora cuidar la relación interior con su último libro 'Tú eres tu lugar seguro', porque 'si eres tú peor hater, ¿qué te queda en esta vida?'

María Esclápez, psicóloga clínica ilicitana y divulgadora en redes sociales y medios de comunicación nacional, captó la atención de miles de seguidores con sus análisis en programas de televisión sobre relaciones humanas, sobre todo en pareja. Acaba de presentar su quinto libro Tú eres tu lugar seguro, donde evidencia la importancia de cuidar nuestro yo interior, como el cimiento de la interacción con las demás personas y situaciones.

PREGUNTA. ¿Los primeros grandes desconocidos somos nosotros?

RESPUESTA. Está muy bien focalizarse en la familia, en la pareja, en el trabajo, en los estudios, porque al final nos llevan a metas que queremos conseguir pero ¿qué hay de ti? ¿Cómo te tratas?, ¿cómo te llevas contigo mismo? El como te hablas de alguna manera también va a marcar esas relaciones con esas otras cosas que hay fuera. Creo que en parte se debe a que no nos han educado en esta parte tan importante de la persona, en autoestima, porque al final lo resume todo, pero también porque vivimos en una sociedad muy productiva en términos generales. Hay que trabajar, hay que conseguir cosas, hay que estudiar, hay que sacar buenas notas, hay que saber hacer algo extraescolar, tocar el piano, recitar poesía, escribir. Al final no deja de ser un conseguir cosas, un ser productivo. Eso no deja de ser también poner la atención fuera del individuo, pero insisto qué hay de lo que hay dentro. Eso también es muy importante y de hecho va a marcar todo lo demás y nos falta, nos falta un poquito eso.

P. ¿Cuáles son estos apegos de la infancia de los que hablas en el libro y cómo nos afectan?

R. La teoría del apego se estudio porque nos dimos cuenta de que todo lo que pasaba en en los primeros años de vida era importantísimo en el resto de la vida. Luego esto ha evolucionado y nos hemos dado cuenta de que no solamente es importante lo que pasa en la infancia sino en toda la vida: la adolescencia e incluso en la edad adulta

Todo lo que aprendemos, todo lo que nuestro cerebro va configurando es lo que nos va condicionando en el día a día. Este apego define esa manera de relacionarnos con los demás, esos vículos que vamos manteniendo no solo con las personas sino también con el trabajo, con los estudios, con todo.

Siempre pensaba que no era suficiente, que no valía. Era su peor enemiga.

P. ¿Qué ejemplos has encontrado en consulta?

R. Hay un caso que es el de Arantxa. Ella con con su madre tenía muy buena relación y era una madre que intentaba hacer todo lo posible. Y quiero decir que no existe el padre o la madre perfecta. Intentar hacerlo lo suficientemente bien ya es suficientemente bueno. Esta era una madre que lo hacía muy bien pero en algunos casos era un poco evasiva. Hay un ejemplo muy concreto que es lo que reflejo en el libro. Ella va su madre y le dice: “Oye, mamá, mira qué dibujo hecho”. Y su madre le dice: “Sí, sí, muy bien, hija. Ahora no puedo, que estoy ocupada”. Obviamente esto no marca un trauma, no este hecho aislado, pero Arancha se dio cuenta a través de este recuerdo que le vino que esa era una conducta muy típica de su madre en muchas otras situaciones. Esto a Arantxa le generó un complejo de inferioridad, de impostora. O sea, necesito hacer cosas extraordinarias para que mi madre me preste atención, para que me refuerce.

Ahí había mucho trabajo que hacer y cuando descubrimos ese origen Arantxa tuvo mucho más claro, de dónde venía todo, le ayudó a entender a aceptar y cada vez que pasaba algo así ella conectaba enseguida con eso que ella aprendió en el pasado. Con lo cual, como digo, le ayudaba mucho más afrontar lo del presente.

Hay casos, que es más bien ¿qué te pasó en la adolescencia? ¿Que no tuviste? Arantxa se pregunta qué me faltó, qué no me dieron. Pues eso me lo voy a dar yo ahora, de adulta.

P. Aprender lo que pasó y hacer las paces entiendo…

R. Eso implica hacer las paces porque en este caso ella al tener este síndrome de la impostora se machacaba mucho y se hablaba fatal. Siempre pensaba que no era suficiente, que no valía. Era su peor enemiga.

todo el mundo tiene heridas emocionales porque todo el mundo tiene una historia.

P. Hablábamos de la infancia, pero en la vida adulta, ¿los estereotipos y roles sociales, qué influencia pueden ejercer?

R. Son aprendizajes. De esto quizás hablaba más en Me quiero, te quiero porque se centraba también en la persona, pero se centraba mucho en esas creencias, en esos estereotipos, que vamos aprendiendo. Esos factores externos que nos van marcando y no podemos obviarlos, pero en Tú eres tu lugar seguro incluyo más las características individuales. Hablo por supuesto del ambiente. Lo represento con la metáfora de los tres vasos de agua.

Cada vaso representa una persona y está con una cantidad de agua concreta. El primero tiene un dedo de agua. El segundo tiene tres, a la mitad. Y el siguiente está casi rebosando de agua. Son las características individuales con las que tú naces: tu temperamento, tu carga genética y tu sensibilidad. En esa misma escena vamos a imaginar que entra una jarra de agua que son los factores externos, los estereotipos, las creencias, los roles y las cosas que nos pasan también. Esta jarra va echando gotitas de agua según las cosas que van pasando: una gotita de agua por haber suspendido un examen, 3.500 gotas por que tu padre te ha dicho que está decepcionado contigo. Aparte de esa jarra de agua que va echando gotas, tú ya contabas con un nivel de agua y según con ese nivel de agua que cuentes lo que va a sumar determinará que tú desencadenes un problema u otro.

No solamente son las cosas que nos pasan, sino cómo vivo yo esas cosas que me pasan. Si yo soy una persona muy sensible, obviamente las cosas que me pasen me las voy a tomar de una manera diferente que a lo mejor otra persona que no tenga esa sensibilidad. Si lo he vivido con soledad para mí va a ser importante, si lo he vivido con miedo para mí va a ser importante. Por eso es tan importante nunca validar, lo que siente la otra persona. Para mí a lo mejor esto es una tontería pero es que para quien tengo mi lado no.

P. ¿Siempre hay algo que sanar dentro de nosotros?

R. Sí, todo el mundo tiene heridas emocionales porque todo el mundo tiene una historia, todo el mundo tiene un pasado y todo el mundo tiene un cerebro, claro. Hay cosas que no se terminan de procesar bien. Pero, ¿qué es una herida emocional? Algo altamente estresante para la persona, no para la sociedad. Hay cosas que objetivamente todo el mundo dice: “Ay, pues sí, esto es muy fuerte”, pero luego hay cosas que la sociedad dice: “No es para tanto” y la persona lo vive como que sí es para tanto. Siempre hay algo siempre que nos ha costado digerir hasta el punto en el que pues eso no lo hemos codificado y se ha quedado ahí.

P. ¿Cuáles son los casos que te encuentras en la consulta con más asiduidad en este sentido?

R. Sobre todo temas de autoestima y relaciones de pareja. El caso de Arantxa es un buen ejemplo parahablar de estos casos con problemas de autoestima que llegan, de no soy suficiente, de exigirse, de machacarse. Esto lo veo muchísimo. Y temas de pareja y vínculos en general, que es otro ámbito donde se reflejan también muchísimo, todas estas heridas. Por ejemplo, parejas que repiten mismos patrones de comportamiento una y otra vez, de control, de celos. También tiene mucho que ver con las cosas que nos pasan. Hay un caso concreto que es de Lourdes, que también cuento en el libro. Ella estaba en una relación y le fueron infiel en esa relación. No se enteró hasta después. Cuando se enteró ella se sintió súper traicionada, entonces a partir de ese momento ella usaba los celos, no conscientemente, para activar a su vez, un mecanismo de control en su siguiente pareja.

Su cerebro decía: “A mí esto de controlar y de tener celos me sirve para estar tranquila, porque así me aseguro que mi pareja no va a hacer nada y que yo no quiero volver a pasar por esto que pase en su día”.

P. ¿Cuál es ese proceso que tendríamos que hacer para sanar?

R. Lo primero ser conscientes de de que hay algo que no va bien. Hay personas que lo ignoran que dicen está todo perfecto. Vale, pero luego siempre hay que escuchar esa vocecita que te dice esto no está tirando aquí hay algo que no funciona: malestar, insomnio, ansiedad presión en el pecho que no te sientes a gusto contigo misma. Hay una lista del principio (de Tú eres tu lugar seguro), cuando tú empiezas a leer esto dices ostras, pues es verdad que yo siento todas mis energías en los demás, oye, pues es verdad que cuando algo no lo controlo, me siento mal, pues ojo, porque puede ser un síntoma.

P. Hablas de somatizar incluso de tener. A veces recurrimos a medicación pero hasta qué punto la psicología ofrece alternativa

R. La medicación está genial, te nivela fisiológicamente, pero hay unos aprendizajes que hay que cambiar para que tú no sigas haciendo eso que estabas haciendo hasta el momento. Porque si tomas medicación, pero luego sigues haciendo lo de siempre, la medicación no te está haciendo nada. Te está nivelando, pero es que luego es volver otra vez a lo de siempre.

Para tener relaciones sanas, hay que tener conversaciones incómodas.

P. Volviendo al proceso de sanación el punto uno sería reconocer el problema, ¿y después?

R. Es un trabajo de día a día. Empezar a cambiar pequeños detalles porque no se puede hacer un gran trabajo en poco tiempo. Todos los días te vas a dar cuenta de algo. Ese problema que tienes se está reflejando en algo y cuando te das cuentas, en lugar de contestar con un “no”, voy a contestar con un “no, pero gracias por preguntar”, por ejemplo. Esas pequeñas cosas ya van haciendo algo.

P. Ese gracias, el agradecimiento, ¿cuál es su papel?

R. Sí, es un ejemplo que me ha venido para ser más positivos también. Sí, pero es importante. Esto se incluye en la asertividad. Para tener relaciones sanas, hay que tener conversaciones incómodas. Esto lo digo muchísimo. Si quieres tener una conversación incómoda, pues hay que ser capaces de hablar de algo que va a sacar problemas, pero que sirve para solucionarlos. Y para hacer eso y no entrar en conflictos de estos que no se pueden resolver necesitamos ser asertivos, necesitamos ser empáticos. Escuchar a la otra persona. Entonces ese gracias a modo ejemplo de esta conversación asertiva, pues es una forma de decir la otra persona qué bien que hayamos tenido esta conversación, qué bien que me hayas hecho esta crítica, aunque a lo mejor no estoy de acuerdo. Pero ya no es un “tú qué sabes” que directamente te confronta con la otra persona.

P. Qué contenidos vamos a encontrar en el libro

R. El trabajo que yo hago con mis pacientes y que yo misma he hecho conmigo misma. Desde que nacemos, vamos viviendo, en el primer entorno, que es el entorno familiar. Luego pasamos al instituto, o sea cómo toda la vida, qué es lo que hemos aprendido, cómo nos han marcado las cosas que nos han pasado. Qué es lo que ha procesado nuestro cerebro, cómo ha guardado toda esa información. Hay mucha explicación acerca de cómo funciona el cerebro, herramientas para entenderlo, pero también para cambiar cosas.

Y luego damos un paso muy grande, que para mí es la mejor parte del libro y por eso el libro no se puede leer desordenado, tiene que seguir ese orden. Es el trabajo metafórico pero precioso a mi parecer que es el de la niña interior o niño interior. Cada uno que le ponga el género que quiera. Que no deja de ser como digo una metáfora de de esa herida, pero que es una metáfora muy bonita porque nos conecta con esa parte vulnerable nuestra. Tú no le dirías a una niña “ay, qué tonta eres. Es que cómo has hecho esto”. No. Le dirías “pues no te preocupes, no pasa nada. Venga, si errores se cometen todos los días, vamos a ver cómo lo podemos solucionar, ¿no?” Y entonces claro ahí piensas “¿por qué? Entonces sí me estoy tratando mal, qué estoy haciendo”.

Es como cerrar el ciclo. Todo el libro es un ciclo y al final pues lo cerramos y conseguimos un poco como esos primeros pasitos para poder ya encaminar nuestra vida. Que por supuesto si alguien necesita además ayuda siempre puede ir a un psicólogo o a un psiquiatra. Que el libro no es la una única solución pero sí que para mí es una ayuda importante y es lo que yo habría querido leer hace unos años en lugar de estos manuales súper mega técnicos que me zampé en su día. Que eran necesarios para poder hacer a día de hoy esto pero me habría gustado tener algo más sencillo también basado en la ciencia, porque hay una bibliografía muy amplia, pero más sencillo, más para todos los públicos.

P. Valoran de ti, tu estilo directo con el que conectas fácilmente

R. Quiero que la gente diga, yo no soy psicóloga o yo no soy neurocientífico, pero lo entiendo. Creo que todo el mundo tiene derecho a eso y a día de hoy ir al psicólogo es un privilegio. Hay gente que no se lo puede permitir pero también tiene derecho trabajar en su autoestima y en su día a día. A lo mejor no te puedes dejar todo el dinero que vale una consulta de psicología, pero a lo mejor sí que te puedes comprar un libro que más o menos te guíe y tú ya puedas ir tirando.

P. A modo de cierre, si tuviéramos que resumir la relación con nosotros, ¿qué sería lo básico, ese consejo para cuidar nuestro interior?

R. Si tuviera que dar un consejo que a mí me ha servido mucho es cambiar la manera en la que me hablo porque todo el mundo sabe hablar y simplemente consiste en escucharte y ver cómo es ese diálogo interno. O sea, qué estás haciendo y cambiarlo. Y si te estás diciendo pues que eres tonta, cambiarlo. Decir, pues no, no soy tonta porque hice lo que pude con lo que tenía, por ejemplo. Si eres tú peor hater, ¿qué te queda en esta vida?