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jueves, 28 marzo 2024

El fracaso del plurilingüismo en la Vega Baja y Alicante ciudad

Ramón Palmeral: "No se puede ni se debe imponer lo que no se siente".

Manifestación del 18 de enero contra la Ley de Plurilingüismo

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Miles de personas cercana a las 20.000, han manifestado el sábado 18 de enero actual por la tarde en Orihuela (27 municipios de la Vega Baja, incluso de Novelda) para protestar contra la entrada en vigor de la Ley de Plurilingüismo en la Enseñanza Secundaria de la Comunidad Valenciana (en Primaria arrancó el curso pasado). Ley que propugna que las clases se den en un 25% en castellano; un 25% en valenciano; un 15% en inglés y el porcentaje restante a completar según el criterio del consejo escolar de cada centro. La multitudinaria manifestación de protesta, fue convocada por la FAPA Gabriel Miró, que fue secundada por el PP, Ciudadanos y Vox.

La FAPA Gabriel Miró reclama una nueva Ley de Plurilingüismo, ambiciosa, viable, en el que los padres puedan elegir y que el programa esté de acuerdo a las necesidades del contexto socioeconómico de la zona. Asimismo, piden que la elaboración del proyecto lingüístico del centro sea el resultado de un proceso participativo que sea un verdadero reflejo de las decisiones de las familias.

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La esperada manifestación contra la ley de Plurilingüismo de la Generalitat Valenciana ha sido exitosa y, por tanto, hay que felicitar a sus promotores. Ahora bien, la protesta deja muchos matices, importantes, a tener en cuenta ahora, en las próximas semanas y, por lo que se ve, a lo largo de este mandato legislativo en la Comunidad Valenciana, con un Ximo Puig (natural de Morella en Castelló de la Plana es zona valenciano parlante) que está en manos de los nacionalista valencianos como Compromis de Mónica Orta y Joan Baldoví (pantacatalanistas), y la deriva de los Podemistas, sumisa con tal de gobernar. Y advierto que cada cual es libre y tiene derecho a defender sus creencias y opiniones. Y para eso están las cribas de las urnas.

Manifestación pacífica y sin incidentes

Según la prensa de la jornada reivindicativa de 18E. La manifestación, con un recorrido de kilómetro y medio, contó con una alta participación de niños y adolescentes y discurrió sin que se registrara ningún incidente. Dada la masiva participación, el final de la protesta dio sus primeros pasos, lentos, cuando la cabecera cruzaba el río Segura por el Puente Poniente. Entre las estrechas calles por las que discurrió el primer tramo de la protesta se escucharon proclamas como “Somos estudiantes, castellanohablantes”, “Miguel [secretario autonómico de Educación] escucha, esta es nuestra lucha”, “No a la imposición, sí a la elección”. La mayoría de las pancartas, tanto colectivas como individuales, muchas portadas por niños, coincidían en el mismo mensaje: “Somos valencianos, hablamos castellano”. Entre todas ellas, claras y explícitas, destacaba una por su carácter paradójico: “Las lenguas son para unir, no para dividir”. Es la reducción del argumento de quienes defienden la ley de Plurilingüismo. Por otra razón bien distinta resaltaba la que portada Vox, que no rezaba ninguna reivindicación pues consistía en cinco banderas de España consecutivas.

¿Es una cuestión histórica?

A partir del año de gracia de nuestro Señor de 1233 y una vez conquistadas las Baleares, el rey aragonés Jaime I, el Conquistador, orientó su esfuerzo militar a la conquista de los reinos de taifas (musulmanes) que se encontraban al sur de las tierras de la Corona de Aragón. Este enfrentamiento tuvo lugar por etapas. Inicialmente fue conquistando las tierras que se encontraban entre Aragón, Cataluña y el mar hasta llegar al Júcar y, pasado éste, en una segunda etapa, tomó Valencia en 1239.

Tras la conquista de Baleares por la Corona de Aragón, había emprendido con éxito la del Reino de Valencia, pero las negociaciones que los castellanos tenían abiertas en 1244 con el alcaide musulmán de Játiva para que les entregase esta plaza motivó que Jaime I pretendiera Villena, Sax, Caudete y Bugarra. La conquista de Játiva correspondía al Reino de Valencia; la de Villena, Sax, Caudete y Bugarra, que acabaron entregándose a Jaime I, incumbía a Castilla. Aunque las relaciones políticas seguían siendo amistosas –prueba de ello era el acuerdo de matrimonio entre el infante castellano Alfonso X el Sabio con Violante, –hija de Jaime I y su segunda esposa Violante de Hungría–, el peligro de entrar en guerra llevó a unos y a otros a concertar una entrevista de urgencia en marzo de 1244.

Como lugar de encuentro se escogió el castillo de Almizra (localidad al norte de Alicante), que estaba ya en poder del Reino de Valencia. El tratado de Almizra entre yerno y suegro divido pacíficamente la provincia de Alicante en dos zonas lingüísticas: valenciano y castellano, que se ha prologando en el tiempo (ver puzzle del mapas). Sentencia de Torrellas de de 1304 y de Tratado de Elche de 1305.

Necesidad del valenciano para nuestros hijos

Es dictatorial obligar a una zona o región hablar y dominar una lengua vehicular que no es la suya, como el caso concreto de la mitad sur de la provincia de Alicante (es castellano-parlante), sin embargo las leyes de oposición a un puesto de trabajo autonómico o educativos, tiene exámenes en valenciano, para evitar que puedan optar a estas plazas otros españoles (lo que es discriminatorio). Pero no todos los nuevos empleos van a ser para funcionarios. La prensa en la provincia de Alicante se publica en castellano o español.

Lo evidente es que el valenciano es una lengua regional sin proyección nacional ni internacional, por lo que su uso es local y oficial de orden autonómico, y debería ser optativo. Pienso que no se debe perder del valenciano como lengua. La ideal de los políticos actuales de las Generalitat Valenciana es de imitar a los catalanes nacionalistas; es decir, potenciar y subvencionar el valencià, como lengua propia común de todos los residentes, y, por su puesto hablando y escribirla como un nación extranjera, como signo diferencial de los español.

Conclusiones

Que sucede con las lenguas regionales localistas, que desaparecen, sencillamente porque no son útiles a la sociedad. Como el latín, que despareció, porque las lenguas son órganos vivos. Por lo tanto con el tiempo el valenciano por poder ni debe ser impuesto en una zona con la Vega Baja, o en el término municipal de Alicante y su limítrofes, porque no es la realidad de la utilidad, como puede ser el inglés por su necesidad para la industria del turismo, mejoras laborales en el extranjero, o por la comprensión del lenguaje informático y técnico.

Las Autonomías después de la Constitución del 78, han tomado la deriva del separatismo, es decir, el des-centrifugado nacionalista pensando que le puede favorecer lo que se llama el “ombliguismo” (mirase el ombligo hasta quedarse ciegos). Cuando lo que hace prosperar es todo lo contrario: tender puentes y expandirse.

Me parece bien que existan grupos que añoren un Reino de Valencia, y que lo defiendan, de acuerdo a los límites geográficos actuales, pero no es la realidad ni social, ni histórica, ni económica porque mitad sur de Alicante no se considera valenciana de raíz. No se puede imponer lo que no se siente.

Ramón Palmeral.