Alrededor de 200 profesionales veterinarios se han concentrado este miércoles en la plaza de la Montañeta para protestar por la regulación del Real Decreto 666/2023. Es una nueva jornada de movilización en todas las provincias españolas que se ha acompañado de cierre parciales entre las 10 y las 12 horas.
La movilización convocada en Alicante por Colegio de Veterinarios (Icoval) ha tenido un seguimiento «mayoritario» en la provincia según su presidente, Gonzalo Moreno del Val. El representante del colectivo ha avanzado a los presentes que él mismo, que ostenta el cargo de vicepresidente del Consejo General de Colegios de Veterinarios de España (CGCVE) la próxima semana tendrá la ocasión de comparecer ante la Comisión de Agricultura del Senado para explicar la problemática.
Están reuniéndose también con todos los grupos políticos, añade, «pero el problema a día de hoy es que el Ministerio de Agricultura, que es quien dicta esa norma, quien hace esa interpretación tan restrictiva, se niega a recibirnos (…) Difícilmente vamos a poder abordar el problema».
A tenor de los argumentos esgrimidos existen tres derivadas del nuevo decreto. A efectos profesionales, como ya se ha explicado, el Real Decreto 666/2023 supone aumentar la carga burocrática al tener que dar cuenta de todos los antibióticos que prescriben y limita las opciones farmacéuticas a las estrictamente autorizadas en ficha farmacéutica. También aprovechan para recordar una reclamación antigua como es reducir el tipo impositivo de IVA del 21%.
En cuanto a lo que supone para los dueños y dueñas de mascotas, Moreno del Val pone varios ejemplos cotidianos. «Estamos obligados, en primer término, a utilizar fármacos que estén autorizados en veterinaria. Digamos que en el ámbito de la farmacología están descritos un montón de principios activos, pero la industria decide cuáles autoriza en veterinaria y cuál es en humanos. En veterinaria como hay menor ganancia, pues muchos de los principios activos no se autorizan».

En el caso de la leishmaniosis, por ejemplo, «a nivel internacional se usa un principio activo que es el alopurinol, es lo que te dice la evidencia científica que que tienes que utilizar. Como en España no hay un fármaco veterinario autorizado con ese principio activo, nosotros no lo podemos utilizar. Es decir, con la norma en la mano a día de hoy, no podemos prescribir alopurinol a los animales que sufren leismaniosis. Si no podemos tratarles con el fármaco que toda la evidencia científica considera que es el apropiado, no vamos a controlar bien esa enfermedad, se da va a desbocar y es una enfermedad afecta a las personas».
Precisamente, una tercera consecuencia que señalan es la transmisión de enfermedades de animales a humanos si no son tratados con la mayor eficacia. Moreno del Val recuerda que la OMS determina que el 60% de las enfermedades infecciosas que nos afectan a las personas provienen del mundo animal. Y que esta regulación afecta a todos los animales, no solo a las mascotas.
Otro de los ejemplos cotidianos que se encuentran en las clínicas, «un animal con osteartritis y que tenga una edad ya adulta, que esté en un tratamiento crónico, no vamos a poder utilizar ese tratamiento contra el dolor que nos permitía manejarlo de manera adecuada y darle un nivel de vida y de bienestar decente. Con lo cual, ¿qué va a pasar con ese animal? ¿Lo vamos a dejar sufriendo y con dolores?»
Denuncian, además, que hay fichas farmacológicas sin actualizar, «muchos productos en los años 80 y desde entonces no se ha renovado esa ficha técnica, lo cual no tiene ningún sentido». Y recuerda que existen otras posturas oficiales hacia las que vale la pena mirar. «En países vecinos, como Francia, lo que hacen es una interpretación mucho más lógica e indican: -Oye, sí, debes ajustarte a la ficha técnica, a no ser que la evidencia científica, tu experiencia como clínico, te diga que es más apropiado hacer otra cosa-«.





