La embajada cristiana El Campello ha devuelto simbólicamente el municipio a la Cristiandad tras una batalla frente al castillo festero. Este evento ha sido un acto puntual y milimétricamente organizado por la Junta Festera y la concejalía de Fiesta y Tradiciones. La plaza y las calles adyacentes se han abarrotado pese a la lluvia intermitente, que ha dado paso al sol justo antes del inicio.

El desarrollo ha seguido una liturgia precisa y muy visual. Las comparsas han recreado escenas del dominio sarraceno mientras los arcabuces tronaban y las bandas de música irrumpían cada pocos minutos para encender el ambiente. La escenografía ha mantenido el pulso de una trilogía festera que impacta por su estética y por su carga histórica.
La embajada ha hilado el relato de ambos bandos con textos que respetan el hecho histórico y se declaman en valenciano desde hace cuatro décadas. “Ayer cayeron mis valientes, que en lucha a cara o cruz el alma dieron a Dios…”. La representación concluye con la toma de la atalaya por las tropas cristianas y la liberación de la población tras dos jornadas de predominio moro.

Puntualidad y organización impecables
La puntualidad ha vuelto a ser seña de identidad. Bajo la presidencia de Alejandro Sánchez y con la coordinación de Marisa Navarro, los actos han fluido sin demoras. Esto ha sostenido un ritmo que facilita el lucimiento de comparsas y música. El público ha respondido con un lleno absoluto que obligó a seguir la acción desde las calles laterales.
Antes de la embajada, un alardo con decenas de arcabuceros ha despertado al municipio. Los disparos al aire han marcado el arranque de una mañana intensa y han recordado que la fiesta se vive en la calle, entre comparsas y barracas.

Protagonistas sobre el castillo
Este año han brillado Abel Abel Varó Ivorra por el bando cristiano (Cavallers de Conquesta) y José Manuel Gomis Ramón por el bando moro (comparsa Non Bebec). Su interpretación, cuidada en tiempos, silencios y tono, ha elevado la escena. Esto ha confirmado el interés añadido de estas fiestas: cada año cambian los embajadores, lo que renueva la expectativa del público.
La embajada cristiana El Campello ha cerrado la jornada con una reconquista tan ceremoniosa como vibrante. Pólvora, música y teatralidad han vuelto a convertir el castillo y su entorno en un escenario total que honra la memoria festera y su tradición valenciana.



