La Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería de Alicante ha acordado romper relaciones institucionales con la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) a raíz de los ataques que, según denuncia la entidad, se han dirigido contra el colectivo de Enfermería durante la pasada huelga convocada por los médicos.
Desde el Colegio explican que toda profesión tiene derecho y la obligación de emprender las acciones que considere oportunas para mejorar su consideración social y profesional, pero advierten de que “nunca debe hacerlo a costa de menospreciar, ningunear, criticar o infravalorar a otras profesiones”.
La organización colegial rechaza las críticas que las enfermeras vienen recibiendo como colectivo desde algunos sectores médicos, entre ellos la CESM, que —según exponen— “parece que no tiene otros argumentos para plantear sus reivindicaciones que atacar o ridiculizar a los profesionales de Enfermería”. En ese sentido, el Colegio sostiene que la cualificación y la competencia de las enfermeras no es un problema, sino una ventaja, y subraya que “no se puede quitar legitimidad a una profesión ante la sociedad de esta forma”.
Durante la huelga médica, la entidad ha señalado que se difundieron consignas tales como que el Gobierno de España quiere que los médicos y médicas tengan la misma categoría profesional que Enfermería, que tiene un tiempo de formación y responsabilidad mucho menor; que el Ejecutivo pretende que los enfermeros y enfermeras puedan ser jefes de los médicos y recibir sus órdenes cuando el nivel de cualificación sanitaria en Enfermería es mucho menor; o que, con el nuevo Estatuto Marco, no habrá médicos que puedan atender a los pacientes, ya que al igualar su categoría con la de Enfermería (A1 para ambos), serían sustituidos por enfermeros.
El Colegio considera que estas comparativas carecen de fundamento y resultan agraviantes para la profesión de Enfermería.
La institución recuerda que, desde la reforma de Bolonia, la titulación de Enfermería es un Grado universitario de 240 créditos ECTS, igual que muchas otras titulaciones ya encuadradas en el grupo A1. Por tanto, afirma que la inclusión de la profesión en dicho grupo es una cuestión de justicia, “le pese a quien le pese y le dé miedo a quien le dé miedo”.
Asimismo, inciden en que muchas enfermeras cursan másteres oficiales y doctorados, y que su formación incluye altos niveles de responsabilidad clínica y científica, lo que hace que su nivel de estudios sea equiparable al exigido a otros cuerpos A1.
El Colegio subraya que las enfermeras asumen responsabilidades clínicas directas sobre la salud y la vida de las personas, y que toman decisiones autónomas en valoración, diagnóstico enfermero, planificación y evaluación de cuidados. En numerosas unidades —como UCI, urgencias, quirófano, salud mental o pediatría— ejercen un papel crítico y altamente especializado, con competencias que superan claramente las funciones correspondientes a un grupo A2.
Desde la entidad señalan que mantener a Enfermería en el grupo A2 genera desigualdad salarial, de promoción y de reconocimiento profesional, a pesar de tener un nivel académico y de responsabilidad “equiparable o incluso superior”.
Por otro lado, el Colegio recuerda que, aunque legalmente no existe una prohibición expresa para que las enfermeras ocupen cargos directivos, en la práctica las convocatorias de estos puestos —como gerencias o direcciones médicas y de gestión— suelen incluir requisitos autonómicos que restringen el acceso a profesionales médicos o del grupo A1. A juicio del organismo colegial, los centros sanitarios deberían poder ser gestionados por profesionales con la formación y la capacidad gestora específica para ello, independientemente de su especialidad.
El comunicado también aborda la prescripción enfermera, un asunto que —según admiten— “genera irritación entre algunos médicos”, y explican que esta facultad permite a las enfermeras indicar, usar o autorizar medicamentos y productos sanitarios dentro de su ámbito competencial, sin depender siempre del médico. Una práctica que, en su opinión, agiliza los procesos asistenciales, reduce los tiempos de espera y mejora la respuesta ante las necesidades del paciente, además de contribuir a una mayor seguridad y calidad asistencial. Según el Colegio, evita errores de duplicidad en tratamientos, permite un seguimiento más cercano de los efectos y la adherencia terapéutica, y favorece la educación sanitaria sobre el uso correcto de medicamentos.
Finalmente, el Colegio de Enfermería de Alicante afirma que no tolerará que se desprecie su profesión, formación, competencias ni capacidad de desarrollo profesional “utilizando ese desprecio como argumento para intentar conseguir unas reivindicaciones”.


