Trabajadores de la fábrica de Ibi en la que una explosión dejó tres fallecidos en noviembre de 2024 habían advertido de las condiciones de las instalaciones, «donde una caldera de ocho metros de lado –origen de la deflagración– tenía pérdidas y estaban trabajando bajo una niebla», según ha afirmado el responsable de Salud Laboral de la Federación de Industria de CCOO PV, Vicente Garcés.
Así lo ha indicado en un acto organizado por el sindicato con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, el mismo día en que se ha conocido que la Guardia Civil investiga a cuatro hombres de entre 46 y 71 años que ocupaban diferentes responsabilidades en la empresa donde ocurrió el siniestro, a los que se les imputa tres delitos de homicidio por imprudencia y tres delitos de lesiones graves por imprudencia.
La caldera presentaba deficiencias graves de mantenimiento
Según la Benemérita, la caldera siniestrada presentaba deficiencias graves de mantenimiento, así como reformas y reparaciones no autorizadas ni homologadas conforme al reglamento de equipos a presión vigente.
Los hechos ocurrieron el 27 de noviembre de 2024 en la empresa Industrias Climber SA. Una potente explosión sacudió la nave industrial y provocó la muerte inmediata de dos operarios.
Un tercer empleado resultó herido y falleció minutos después pese a los esfuerzos de reanimación, mientras que una cuarta persona resultó herida muy grave, ha recordado la Guardia Civil. En total, hubo siete personas heridas.
Vicente Garcés ha explicado que en la empresa, dedicada a la fabricación de poliestireno expandido, no había representación sindical, pero dos semanas antes del accidente mortal el único afiliado de CCOO «acudió al sindicato a denunciar en qué condiciones se estaba trabajando en este centro, donde una caldera de ocho metros de largo tenía pérdidas y estaban trabajando bajo una niebla».
«El caso se denunció, los trabajadores se querían negar a trabajar y fueron forzados por el proceso productivo y por mantener el incremento de plusvalía de su empresario a seguir trabajando en esas condiciones. Las empresas de mantenimiento externo se negaron a hacer reparaciones y pidieron la paralización de ese trabajo pero no lo denunciaron, la empresa tampoco lo denunció y, a las dos semanas, esa caldera, como no podía ser de otra forma, acabó estallando y se llevó por delante la vida de tres personas», ha denunciado durante el acto.
Magnitud de la explosión
La magnitud de la explosión fue tal que uno de los fallecidos era trabajador de otra empresa anexa y «los fragmentos de la fábrica acabaron incrustados en las paredes de las fábricas de alrededor», ha detallado el representante de CCOO PV.
La denuncia formal ante Inspección de Trabajo se interpuso el mismo día del siniestro tras la explosión, ya que el sindicato no tenía representación en la empresa, y fue Garcés quien la redactó, ha precisado a Europa Press. Al no haber representantes de CCOO PV, al principio y antes de la tragedia «no teníamos un conocimiento exacto de condiciones más allá de lo que nos decían la gente que tenemos en las fábricas de alrededor, que sí que nos dan información de que había condiciones de trabajo muy duras».
Después, por parte de trabajadores, el sindicato averiguó que había «una caldera de una elevada magnitud que tenía fugas», pero según Garcés «la producción siguió adelante a pesar de esas fugas». Asimismo, «se intentaron hacer refuerzos con viguetas para intentar contener esas fugas que se producían, pero no por una empresa que estuviera especializada y cualificada para ello», ha agregado.
Grabaciones
Garcés ha señalado que en la denuncia a Inspección de Trabajo el sindicato ha aportado «grabaciones hechas por algunas personas donde se veía cómo estaba todo cubierto de nubes de vapor».
«Cualquier persona que está ahí sabe que es un equipo a presión, sabe el riesgo intrínseco que eso implica, y efectivamente acabó pasando lo que pasó», ha lamentado.
Vicente Garcés ha explicado que, después de la explosión, la empresa presentó inmediatamente un Expediente de Regulación Temporal de Empleo de Fuerza Mayor y el sindicato «se personó para intentar que eso se hiciese en las mejores condiciones y poder fiscalizar la situación». La compañía, en un comunicado en febrero de este año, informó de que estaba retomando su actividad «paulatinamente».
Además, el responsable de CCOO PV ha destacado que los compañeros de la fábrica no solo sufrieron heridas físicas, sino que «la gente estaba con un trauma psicológico tremendo y hubo muchas bajas vinculadas a trastornos de ansiedad y situaciones de personas que no podían dormir».


