Motivos por los que visitar Aspe en Semana Santa

Un mercado de estilo neoárabe y rutas senderistas por parajes naturales son algunas de las alternativas que se pueden visitar y realizar en este municipio

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Ayuntamiento de Aspe

El municipio de los tres castillos celebra la Semana Santa como la totalidad del resto de España, pero con la particularidad, que es su segunda fiesta más antigua, fechada a inicios del siglo XVII. Doce Cofradías y Hermandades componen la Semana Santa Aspense, con 200 cofrades que la hacen muy participativa. Se trata de una manifestación religiosa con un alto valor cultural y patrimonial, en 2008 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial. El origen de la Semana Santa en Aspe se remonta al año 1615, con la creación de la primera cofradía, la del Dulcísimo nombre de Jesús, no obstante, hasta que en el siglo XX no se crean las primeras Cofradías y Hermandades no empieza a ser relevante.

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La Semana Santa en Aspe comienza el Miércoles de Ceniza, en la Ermita de la Santa Cruz con el encendido de la Cruz Cuaresmal. Enrique Casterá Masíá, Fernando José Aguado Hernández, Ramón Cuenca Santo, Valentín García Quinto, Francisco Gil Andrés, José Antonio Hernández Navarro, Vicente López, Miguel de Sales, Juan Miguel Martínez Mataix, José María Rosell Montañana, Francisco Llorens Ferrer, Luís Carlos Román López, José Romero Tena, José María Sánchez Lozano y el Arte Cristiano de Olot fundado por Joaquin Vayreda y Josep Berga, todos ellos son los escultores responsables de las imágenes del Nazareno, San Juan, Verónica, Dolorosa, Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María al Pie de la Cruz entre las piezas escultóricas más destacadas. Además del encendido de la Cruz, el visitante que no conozca la Semana Santa de Aspe se encontrará el Sermón de las Siete Palabras, la Tamborada, las procesiones del Silencio del jueves Santo, la ceremonia del Encuentro y las procesiones del Camino del Calvario, del Santo Entierro y el la Resurrección que se lleva a cabo a lo largo de todo el Viernes Santo. Una de las curiosidades de esta fiesta religiosa celebrada en Aspe, es la representación viviente de las mujeres que pasaron por la vida de Jesús como son María, Magdalena, Verónica y Samaritana representadas por chicas jóvenes del municipio.

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En Cuaresma se suele encontrar platos típicos como el arroz y verdura, el gazpacho de mero, arroz caldoso de ayuno, trigo picao y potaje de garbanzos. Pero el municipio aspense también cuenta con platos tradicionales que se hacen en Pascua como las fritadas de conejo, los rollos de longaniza seca, las monas, las toñas, los huevos montaos o lo pasteles de gloria.

Otras opciones para visitar el municipio

Para el que visite esta localidad alicantina por estas fechas, y busque otra opción distinta a la tradición religiosa, algo que seduzca su escapada de Semana Santa, podrá recorrerse los senderos del río Tarafa. A lo largo de la Historia se ha generado junto a este río un variado y sugestivo patrimonio arqueológico y monumental, cuyas muestras más significativas se reparten en el tramo de cauce situado entre el Hondo de las Fuentes y la Mina de Barrenas. Son apenas 3 kilómetros en los cuales se condesan, como si de un museo al aire libre se tratase, los resultados de los múltiples esfuerzos que nuestros antepasados tuvieron que realizar para aprovechar hasta la ultima gota de agua del Tarafa.

En el territorio donde encontramos el rio Tarafa, de carácter semiárido, la presencia de cursos de agua de carácter temporal o permanente tiene un efecto importante sobre el paisaje, ya que en estos enclaves encontramos suelos profundos y húmedos que permiten el desarrollo de formaciones vegetales exuberantes como las olmedas y alamedas.

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El aprovechamiento de sus manantiales favoreció la existencia de tres huertas de regadío, al menos desde la Edad Media: Aljau, Fauquí y huerta Mayor. A este periodo debemos la planificación y construcción de los sistemas hidráulicos necesarios para acopiar y distribuir el agua por las tierras existentes a ambos lados del cauce. Para ello se construyeron pequeñas presas de captación que retenían estas aguas, las elevaban y las derivaban, llevándolas a través de una extensa red de acequias a varios kilómetros de distancia. Esa actividad ha dejado una impronta sobre el terreno que aun perdura, y que nosotros podemos todavía contemplar cuando paseamos por el río y sus inmediaciones.

Encontraremos los restos de esas presas, acequias y hasta tres acueductos jalonan este recorrido patrimonial a lo largo del parque urbano del río Tarafa. El primero de ellos, la Canal de Hierro, un magnifico ejemplo de la arquitectura del hierro construido en 1890. O el acueducto de Perceval, reconstruido a mediados del siglo XIX con una arquitectura solida y perfectamente integrada en su entorno. Y el ultimo de ellos, el de la acequia de la Huerta Mayor, construido en el siglo XIX.

Caminando junto al rio descubriremos galerías drenantes excavadas en su lecho para favorecer la salida del agua de los manantiales, como las de la rafica o la Mina de Barrenas. También restos de lavaderos como el del Hondo de las Fuentes o la casa de la Rafica; o ruinas de molinos como el de Mindán, construido en 1844, que nos hablan de actividades tradicionales ya desaparecidas. Y pasaremos bajo el puente del Baño, reconstruido en 1850 junto a un castillo bajomedieval, el del Aljau.

El espacio protegido del Paraje Natural de Los Algezares cuenta con unas 507 hectáreas que se extienden en el sector más oriental del termino municipal de Aspe, en torno al río Vinalopó, lindando con Elche y Monforte del Cid. El ámbito territorial se extiende, de norte a sur, por los parajes de “El Rabosero”, “El Río”, “La Coca”, “La Temerosa”, “Los Barrancos”, “Sierra del Tabayá” y “El Pantano”. Este enclave atesora interesantes elementos naturales, históricos y culturales que hacen obligada su conservación.

El entorno presenta una gran variedad de materiales, entre los que destacan las arcillas, margas y yesos. Estas rocas deleznables, sometidas a lluvias torrenciales, generan un paisaje totalmente socavado, donde predominan los barrancos. El monte sustenta un matorral de aspecto desértico conocido como espinar, con amplia diversidad de arbustos acompañados de esparto y otras herbáceas. Este paisaje es compartido con olivos, algarrobos y reforestaciones de pino carrasco. El río Vinalopó y sus barrancos tienen otras especies: como carrizo, adelfa o taray. Por su parte, los yesos condicionan el desarrollo de los tomillares gipsícolas.

Además, presenta un gran valor histórico, contiene multitud de restos arqueológicos e infraestructuras etnológicas entre las que destacan el propio pantano y el Castillo del Río, declarados bien de interés cultural. También se encuentran restos de antiguos molinos harineros que aparecen a lo largo de todo el cauce del río Vinalopó, casas de labor o las importantes conducciones de agua que se extienden por toda el área, algunas del siglo XVIII.

La fauna tiene una amplia representación, por ejemplo, rana común, sapo corredor e incluso culebra viperina, están presentes gracias al agua. Otros reptiles habituales son la culebra de escalera o el lagarto ocelado. Las aves cuentan con rapaces como el ratonero o el mochuelo; aunque, hay otras de menor tamaño, entre ellas el carbonero, el carricero o el pito real; la gallineta y la cigüeñuela son las aves acuáticas más fáciles de observar en las laminas de agua. Los mamíferos son huidizos y de hábitos nocturnos, aunque son frecuentes las observaciones de conejo durante el día.

Además, este espacio protegido contiene numerosos elementos históricos que, junto con el patrimonio natural descrito, hacen de Los Algezares un lugar con enorme importancia desde el punto de vista recreativo, científico y educativo. La red de senderos homologados de pequeño recorrido y los diferentes caminos y sendas existentes en el paraje permiten disfrutar de esta riqueza de manera responsable y compatible con su adecuada conservación.

El Museo Histórico de Aspe con piezas arqueológicas y etnológicas ubicado en el edificio de la casa de “El Cisco” y el longevo Mercado de Abastos de finales del siglo dieciocho, son sitios indispensables que el visitante que viene por primera vez a esta localidad, debe visitar. Aunque el mencionado mercado ocupa en la actualidad un edificio que se construyó en 1930, sustituyendo a los tenderetes al aire libre de sus inicios, dicha ubicación tiene un diseño neoárabe realizado por Higinio Perlasia y por las características técnicas del edificio es una de las construcciones que llaman mucho la atención y que el visitante quedará complacido con sus detalles de estilo neo-mudéjar.