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jueves, 28 marzo 2024

Dibujando a… Carlos Flores

El candidato de Vox encarna un surrealismo político más allá de Dalí y lo políticamente correcto.

Carlos Flores Juberías nació en 1964 y es un profesor de derecho español en la Universidad de Valencia, especializado en la Constitución de España. Fue elegido como el principal candidato de Vox para las elecciones autonómicas valencianas de 2023.

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Flores se graduó y completó un doctorado en derecho en la Universidad de Valencia. Se convirtió en profesor asociado en 1995 y en profesor titular de derecho constitucional en 2017. De 1993 a 1995, fue profesor visitante en la Universidad de California, San Diego, gracias a una beca Fulbright, y obtuvo otro título en ciencias políticas de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Fue columnista para el ABC de 2008 a 2015 y más tarde para Las Provincias. Recibió doctorados honoríficos de la Universidad de San Francisco Xavier en Bolivia (2011) y la Universidad Ss. Cyril and Methodius de Skopje en Macedonia del Norte (2015), y se convirtió en cónsul honorario de este último país en Valencia en 2008. Desde 2016, es miembro del Consejo de Transparencia de la Generalitat Valenciana.

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En 2022, Vox seleccionó a Flores como su candidato principal para las elecciones valencianas de 2023​​. Sin embargo, su selección fue seguida por la revelación de que había sido condenado a un año de prisión y una multa de 6.000 euros en 2002 por acoso a su exesposa​.

El dictado del pensamiento de Vox

Si Vox ha llevado desde sus inicios el punto de surrealismo a la política entendido desde el punto a través del automatismo el pensamiento más allá de la razón, Carlos Flores ha actuado como Dalí en un sentido paranoico-crítico con un mensaje claro y repetitivo: se consumará un Ángelus arquitectónico de Consell presidido por Carlos Mazón sin Vox.

Carlos Flores ha luchado por estirar el espacio que separa a PP de Vox: se desmarca de la cultura woke, recentralizador y con ansias de reducir la arquitectura administrativa autonómica. Asimismo ha apostado por marcar ya de salida sus exigencias si el PP le necesita para gobernar: habrá reparto de sillas y no permitirá en ningún caso ser el hombre invisible.

Flores busca llevar a la Comunitat Valenciana la metamorfosis de Abascal empezando con el tema de la seguridad ciudadana. Uno de los temas claves con los que la formación busca hacer frente a su vez a temas polémicos como la inmigración no regulada o la ocupación.

Pese a que Flores es un desconocido antes de entrar en política, se trata de uno de los pocos candidatos a los que en Vox se le ha dado un protagonismo diferente, sobretodo tras el fracaso de Macarena Olona en Andalucía (quien como alicantina podría haber concurrido con más puntos a la Generalitat Valenciana). Sin buscar el nacimiento de una nueva divinidad en un partido con una admiración tan personalista a su líder nacional, Flores ha marcado desde su currículum académico otro modelo de discurso.

Sin embargo para el candidato de Vox uno de los principales palos en su campaña fue la persistencia en la memoria de su condena en 2002 con un año de prisión por “violencia psicológica habitual” contra su exmujer y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones. Sin embargo el político ha dejado claro que ya pagó por su error.

Carlos Flores sin embargo no es de los que da nada por ganado, pese a que Vox es una marca al alza y podría ocupar el puesto de tercera fuerza política no se quiere quedar con el Sueño causado por el vuelo de una encuesta y pese a que mira el ejemplo de gobernabilidad de Castilla-León tiene muy presente la experiencia de Andalucía.

Sin embargo en la política de pactos mucho le queda por esbozar a PP y a Vox en caso de ganar, si los pactos no son independientes entre sí todavía puede haber mucho que decir de lo que ocurra en ciudadanes y diputaciones. Sin embargo centrar parte de la campaña en el condicionamiento de unas sillas sin ganar se puede quedar en una construcción blanda con judías hervidas.