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sábado, diciembre 6, 2025

Una conferencia en El Campello subraya que la tibieza de España frustró el Nobel de la Paz para Altamira

El análisis expuesto indica que la candidatura del jurista y pacifista alicantino contó con un amplio respaldo internacional, pero apenas generó entusiasmo entre los intelectuales españoles

La tibieza de España hacia la candidatura de Rafael Altamira fue determinante para que no obtuviera el Nobel de la Paz en 1933, según se ha explicado en una conferencia celebrada ayer miércoles en la sala Ramón Llull de la Biblioteca Municipal de El Campello. La sesión, dirigida por Rafael Asín Vergara, director de la biblioteca de autor “Rafael Altamira” integrada en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y especialista en historia y cultura, ha permitido profundizar en nuevos datos sobre la trayectoria del humanista, literato, pacifista y jurista alicantino, una figura de reconocimiento internacional.

Durante la intervención, Asín ha señalado que, aunque la candidatura de Altamira contó con un amplio respaldo de intelectuales europeos y americanos, España la acogió “con tibieza”, lo que debilitó sus opciones pese a ser una propuesta sólida fuera del país. Finalmente, el premio recayó en el escritor y político británico Ralph Norman Angell Lane.

El análisis ha puesto de manifiesto que la propuesta no fue rechazada en bloque, pero sí generó divisiones internas entre figuras influyentes. Algunos intelectuales españoles la apoyaron, mientras que otros se mostraron abiertamente contrarios, como Salvador de Madariaga, diplomático, académico y figura de gran peso en la vida política e intelectual de la época.

La sesión ha confirmado la previsión expresada por el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, durante la bienvenida al Club de la Lectura que dirige Conchi Agüero y promueve la Concejalía de Cultura. El alcalde afirmó que “hoy saldremos todos de esta sala sabiendo mucho más sobre Altamira”, una impresión que se ha cumplido después de la exposición, con la divulgación de datos inéditos o poco conocidos sobre el jurista alicantino.

La conferencia también ha repasado la estrecha relación de Altamira con la vida política, siempre desde la distancia institucional. Su pensamiento liberal e institucionista no coincidía con la línea de los gobiernos de su tiempo, aunque recibió reconocimientos como la doble cátedra de Educación y Derecho concedida por Alfonso XIII y su nombramiento como director general de Primera Enseñanza, desde donde renovó los planes de estudios y se enfrentó a figuras como Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones. Años más tarde, incluso llegó a ser propuesto para presidir la Segunda República, un cargo que rechazó.

Tras la Guerra Civil, Altamira partió al exilio y se estableció en México, país que volvió a proponerlo para el Nobel de la Paz en 1951, aunque no pudo obtenerlo al fallecer el 1 de junio de ese mismo año, a los 85 años.