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miércoles, diciembre 3, 2025

Los adolescentes sienten una fuerte presión social y digital que les exige mostrarse perfectos

Un informe del observatorio español Observainfancia señala que los jóvenes se sienten obligados a mostrarse siempre felices y las familias reclaman más educación emocional en casa y en la escuela

El Observatorio Español de la Salud Mental Infanto-Juvenil (Observainfancia) ha publicado hoy el informe “Comprendiendo el malestar emocional”, un diagnóstico actualizado sobre la vivencia emocional de niños, adolescentes y sus familias en España. El estudio, que forma parte del proyecto EMO-CHILD, ha analizado veinte grupos focales con la participación de cerca de doscientos menores y familias de Castilla-La Mancha, Murcia y Comunitat Valenciana, con el objetivo de conocer cómo expresan, sienten y afrontan su bienestar emocional.

Las conclusiones reflejan que la gestión del malestar se configura de forma distinta según la edad, aunque con patrones comunes. En Primaria, los menores suelen comunicar lo que sienten y buscan apoyo inmediato de su entorno cercano, mientras que en la adolescencia emerge con fuerza la presión social y digital. Según recoge el informe, los jóvenes sienten que deben mostrarse “felices, perfectos y aceptados” y que, por ello, tienden a ocultar cualquier signo de vulnerabilidad.

José Pedro Espada, catedrático de la Universidad Miguel Hernández y uno de los autores del informe, explica que “esta norma social de ‘estar bien siempre’ refuerza el estigma hacia las emociones negativas y favorece el silencio emocional. Aunque recurren a sus amistades como principal sostén, el apoyo no siempre resulta suficiente frente a la sobrecarga que generan las redes sociales y las expectativas académicas”.

Las familias coinciden en advertir la falta de herramientas emocionales en los menores y reclaman mayor educación emocional tanto en el hogar como en los centros educativos. El documento señala que la adolescencia es una etapa de alta sensibilidad ante la frustración y el conflicto, donde predomina la tendencia a evitar el malestar o a ocultarlo antes que a gestionarlo de forma consciente. Entre las principales causas identificadas figuran la presión social y digital, las exigencias académicas, la falta de tiempo familiar, los conflictos interpersonales y la inseguridad emocional.

Espada añade que “la gestión del malestar supone un reto común en la infancia y la adolescencia, aunque se manifiesta de forma distinta según la etapa evolutiva. En la niñez, la confianza en el entorno más cercano y la espontaneidad en la expresión emocional permiten un mejor afrontamiento. En la adolescencia, en cambio, la presión social y digital son variables que llevan a silenciar el malestar y a vivirlo en soledad, aumentando la vulnerabilidad emocional”.

El informe propone varias líneas de acción, entre ellas impulsar la educación emocional desde edades tempranas mediante programas escolares de identificación, expresión y regulación de emociones, así como fortalecer el acompañamiento familiar a través de redes de apoyo comunitario y de un uso saludable de la tecnología. “En general, aprender a manejar los momentos de malestar es algo muy importante para la adaptación de niños y adolescentes. Esto no resulta fácil, ya que muchas veces sienten la presión de los cambios sociales potenciados por el entorno digital, lo que puede generar más confusión y dificultad para sentirse bien”, concluye Espada.

Entre las recomendaciones, el estudio subraya la necesidad de acompañar sin sobreproteger, ofreciendo apoyo y escucha a los menores, pero también espacios para que desarrollen autonomía emocional. Asimismo, recomienda hablar del malestar sin tabúes y crear entornos seguros donde niños y adolescentes puedan expresarse sin temor a ser juzgados, además de promover un uso equilibrado de la tecnología que evite caer en dinámicas de comparación o presión social.

El Observatorio Español de la Salud Mental Infanto-Juvenil forma parte de una plataforma de vigilancia epidemiológica surgida del proyecto EmoChild, financiado por la Conselleria de Educación, Universidades y Empleo en la convocatoria de grupos de investigación de excelencia (CIPROM 2021/031) y gestionado por el grupo de investigación Aitana de la Universidad Miguel Hernández.