El Gobierno de Pedro Sánchez ha designado a Sara Aagesen, hasta ahora secretaria de Estado de Energía, como nueva vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica. Aagesen sustituye a Teresa Ribera, quien deja el cargo para asumir el puesto de vicepresidenta ejecutiva en la nueva Comisión Europea, según fuentes del sector. Este cambio marca una nueva etapa en la cartera clave para la transformación energética y la lucha contra el cambio climático en España.
Una trayectoria marcada por el compromiso técnico y climático
Sara Aagesen, ingeniera química especializada en Medio Ambiente por la Universidad Complutense de Madrid, ha dedicado gran parte de su carrera a la transición energética y la mitigación del cambio climático. Su trayectoria incluye roles destacados en la Oficina de Cambio Climático desde 2022 y como asesora en la elaboración del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, pieza central de la estrategia española para cumplir los objetivos climáticos de la Unión Europea.
A lo largo de su gestión como secretaria de Estado, ha liderado iniciativas como la implementación de la «excepción ibérica», el desarrollo de hojas de ruta para el autoconsumo y el almacenamiento energético, y la distribución de ayudas de los fondos europeos. Este perfil técnico ha hecho de Aagesen una interlocutora clave entre el Gobierno y el sector energético, consolidando su reputación como una experta en el ámbito energético y climático.
Desafíos por delante: descarbonización y diálogo con el sector
La designación de Aagesen responde a un momento crítico para la política energética española. Su llegada coincide con la prolongación del impuesto energético, un tema que ha reavivado tensiones con las principales compañías del sector. Aunque el Ministerio de Hacienda ha anunciado que las empresas comprometidas con proyectos de descarbonización estarán exentas, la medida ha generado inquietudes en compañías como Iberdrola, Endesa y Repsol, que advierten que podrían estar en juego 30.000 millones de inversión en los próximos tres años.
Además, Aagesen tendrá que supervisar el cumplimiento de los ambiciosos objetivos del PNIEC, que incluye la aceleración del despliegue de energías renovables y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Estos objetivos son esenciales para garantizar que España cumpla con los compromisos climáticos fijados para 2030.
Teresa Ribera: un legado visible y transformador
La salida de Teresa Ribera deja un vacío importante en el Ejecutivo. Desde 2018, Ribera se consolidó como una de las figuras más visibles del Gobierno gracias a medidas emblemáticas como la eliminación del «impuesto al sol» y la aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Su liderazgo durante la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania y su papel en la reforma del mercado eléctrico mayorista europeo la han posicionado como una de las voces más influyentes en Bruselas.
Sin embargo, Ribera también enfrentó polémicas, como sus enfrentamientos con comunidades autónomas por temas medioambientales y el impuesto extraordinario al sector energético. Pese a estas tensiones, su gestión ha sido clave para transformar el sistema energético español hacia un modelo más sostenible y renovable.
Una transición estratégica
Con el nombramiento de Sara Aagesen, Pedro Sánchez opta por un perfil técnico para continuar el trabajo de Ribera, garantizando continuidad en la política climática y energética. Aunque las comparaciones serán inevitables, Aagesen cuenta con el respaldo del sector y el currículum necesario para liderar esta nueva etapa. Su reto principal será mantener el equilibrio entre los intereses del sector energético y los compromisos climáticos internacionales, asegurando al mismo tiempo que España avance hacia un futuro más sostenible.


