La noche estaba llena de buenos presagios. Se habían ido las nubes, la temperatura era soportable y muchos de los asistentes al Auditorio Julio Iglesias de Benidorm se habían puesto sus modelos apropiados para una noche de baile y diversión. No en vano el grupo Earth, Wind and Fire, fundado en Chicago en los años setenta, ha lanzado por el mundo durante las últimas décadas algunas de las canciones más bailables y reconocibles del funky y del Rithm And Blues. En esta gira se presentan bajo el liderazgo del guitarrista Al Mckay, miembro original del grupo en los tiempos de su fundación, e interpretando el repertorio histórico de EWF.
Y durante el primer tramo del concierto todo iba como la seda. La banda empezó a desgranar algunos de sus temas más conocidos a modo de presentación, con un impecable juego de voces, y los famosos y brillantes riffs funkys de Mckay, con la intervención siempre presente de la potente sección de vientos que acompaña a la formación.
Era imposible no mover el esqueleto, cuando de repente comenzaron a oírse las primeras protestas por la calidad del sonido. Y realmente había problemas serios, problemas técnicos por los que la banda pidió disculpas y dejó claro que no tenían nada que ver con ellos.
Sorprendente. El primer concierto de esta formación histórica nuestro país desde hace muchos años, un grupo que ha
publicado 23 álbumes, diez de ellos discos de platino, que ha vendido millones de copias en todo el mundo y que es una clara influencia de artistas actuales como Beyonce, Kanye West o Alicia Keys, se estaba viendo deslucido por unos persistentes fallos de sonido que cabrearon al personal.
El concierto se reanudó a trancas y a barrancas, y la banda, haciendo gala de una magnífica profesionalidad, volvieron al escenario y prometieron hacer bailar al paciente público con algunos de sus temas más famosos. Entonces sonaron September, Boogie Wonderland, You Want my Love, y algunos de los temas que están grabados en nuestro subconsciente musical y que forman parte del relato sonoro de nuestras vidas.
Pero la cosa no duró mucho, y ante la persistencia de los fallos, la banda de Chicago se despidió de forma un tanto atropellada. Las tímidas peticiones de algún bis se desvanecieron rápidamente en la noche de Benidorm.
