El confinamiento vuelve a planear sobre las escuelas del Reino Unido, esta vez por una mutación agresiva de la gripe estacional y no por el Covid. Un repunte súbito de síntomas gripales ha llevado a varios centros a cerrar de forma temporal, mientras el Gobierno insiste en que estas medidas solo deben aplicarse en “circunstancias extremas”.
El detonante ha sido la expansión de la subvariante H3N2 subclado K, que ha provocado cifras récord de ingresos hospitalarios y ha obligado a reactivar protocolos sanitarios. La Agencia de Seguridad Sanitaria británica ha actualizado sus recomendaciones y ha pedido “considerar el uso de mascarilla” en personas con síntomas.
Brotes escolares y cierres preventivos
El caso más llamativo se ha producido en el colegio St Martin’s, en Caerphilly, donde más de 250 alumnos y miembros del personal enfermaron de forma simultánea. Su director, Lee Jarvis, decretó un cierre preventivo para realizar una desinfección profunda y “romper la cadena de contagios” ante lo que describió como “brotes significativos”.
Situaciones similares se han repetido en otros puntos del país. En Leeds, el colegio Wigton Moor limitó el canto en los ensayos navideños tras registrar que uno de cada seis alumnos había enfermado en una semana. En Somerset, el Danesfield Middle School cerró temporalmente por un brote de norovirus, mientras que en Irlanda del Norte la Ebrington Primary School llegó a tener 170 estudiantes ausentes en un solo día.
Presión sanitaria y datos récord
Los expertos explican que el virus “ha derivado ligeramente este año”, lo que aumenta su capacidad de contagio. Aunque la eficacia de la vacuna se mantiene en niveles habituales, la temporada está siendo temprana y especialmente agresiva. A finales de noviembre se registraron 1.717 pacientes hospitalizados de media cada día, el nivel más alto desde que existen datos comparables.
Este aumento coincide con un NHS ya tensionado por la escasez de personal, la saturación estructural y las huelgas previstas de médicos residentes en vísperas de Navidad. Los hospitales advierten que podrían alcanzar entre 5.000 y 8.000 camas ocupadas por pacientes con gripe en los próximos días.
El peso del legado del Covid
El Ejecutivo teme que una cascada de cierres regionales reabra heridas aún recientes. El Gobierno de Keir Starmer ha recordado que “la asistencia a clase es crítica para las oportunidades de vida de los niños” y ha subrayado que “los cierres deben ser la última opción”.
La investigación oficial sobre la gestión de la pandemia concluyó que las clausuras educativas “detuvieron en seco la infancia ordinaria” y “podrían haberse evitado completamente”. Estudios posteriores han vinculado aquellos meses con un deterioro de la salud mental y del desarrollo infantil, especialmente en los sectores más vulnerables.
Debate político y cautela institucional
En este clima, figuras conservadoras como Jacob Rees-Mogg han acusado a algunas escuelas de “repetir la locura del Covid por un poco de gripe”. Para la oposición, la línea entre prudencia sanitaria y sobreactuación es muy fina y cualquier decisión puede amplificar la ansiedad social.
Los sindicatos educativos, por su parte, respaldan que los directores adopten medidas “difíciles” cuando no haya alternativa, pero evitan reclamar cierres generalizados. El Gobierno insiste en que el país no afronta una emergencia nacional, sino un invierno complejo en el que gestionar el miedo será casi tan importante como contener el virus.
