Un estudio desarrollado por el Grupo de Inmunobiología Hepática e Intestinal de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) ha identificado una estrategia eficaz para reducir el daño estructural del hígado y mejorar la función de los vasos sanguíneos hepáticos en modelos experimentales de cirrosis.
El trabajo permite además identificar un mecanismo inflamatorio clave implicado en la progresión de esta enfermedad, lo que abre la puerta a nuevas opciones terapéuticas.
La investigación ha estado liderada por el profesor Rubén Francés Guarinos, del Departamento de Medicina Clínica de la UMH, y se ha realizado en colaboración con el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (IDiBE), el Hospital Clínic de Barcelona y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBERehd).
El estudio se ha centrado en analizar el papel del Factor Activador de Plaquetas (PAF) y de su receptor PAF-R en la cirrosis hepática, una enfermedad caracterizada por un daño progresivo del hígado acompañado de una intensa inflamación crónica.
Según explica Francés, “nuestro objetivo principal era entender el papel del Factor Activador de Plaquetas y de su receptor en el contexto de la cirrosis hepática”, así como comprobar si bloquear su acción podía mejorar la función del órgano.
Una enfermedad de gran impacto sanitario
La cirrosis hepática es una enfermedad grave en la que el tejido del hígado se va cicatrizando hasta perder su estructura y su función. A nivel mundial, afecta a más de un millón de personas y está asociada a más de un millón de muertes al año, lo que supone alrededor del 2,4 % de la mortalidad global. En España, causa el fallecimiento de unas cinco personas por cada 100.000 habitantes.
Más allá de la mortalidad, Francés subraya que la cirrosis conlleva numerosas complicaciones, como infecciones, hemorragias, deterioro cognitivo o pérdida de autonomía, que “afectan profundamente la calidad de vida de quienes la padecen”. En la actualidad, las opciones terapéuticas son limitadas y se centran en muchos casos en tratar las consecuencias, más que en corregir los mecanismos biológicos que originan el daño hepático.
El papel clave del control epigenético
Para profundizar en estos mecanismos, los investigadores compararon distintos tratamientos experimentales en tejido hepático sano y cirrótico. En concreto, administraron un antagonista del PAF, el compuesto BN-52021, que bloquea el receptor PAF-R, así como un inhibidor denominado Aza, que actúa modificando el control genético de dicho receptor.
Los análisis, realizados tanto en muestras de pacientes con cirrosis como en un modelo experimental de ratón, se centraron en las células inmunes del hígado, conocidas como macrófagos hepáticos o células de Kupffer, fundamentales en la respuesta inflamatoria.
Principal hallazgo
El principal hallazgo del estudio es que el aumento anómalo del receptor PAF-R en estas células se debe a un mecanismo epigenético. En la cirrosis se produce una desmetilación del promotor del gen que codifica este receptor, lo que elimina un freno natural a su expresión y provoca una activación exagerada del proceso inflamatorio y del daño hepático.
Los resultados muestran además que el tratamiento con BN-52021 es eficaz para reducir el daño estructural del hígado, mejorar la función de los vasos sanguíneos hepáticos y reequilibrar la respuesta inmunitaria en los ratones con cirrosis.
Según concluye Enrique Ángel Gomis, primer autor del estudio, “estos hallazgos sugieren que los fármacos capaces de bloquear la acción del PAF podrían constituir una nueva línea de tratamiento para la cirrosis hepática”, además de abrir la puerta a terapias dirigidas a corregir los mecanismos epigenéticos que están en el origen de la enfermedad.


