El Grupo de Inmunobiología Hepática e Intestinal de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) ha identificado un mecanismo molecular que podría abrir nuevas vías para tratar la inflamación crónica asociada a la cirrosis hepática. El estudio ha demostrado que la proteína LSECtin, presente en células especializadas del hígado, es capaz de frenar la expansión de las células Th17, un tipo de linfocitos que impulsa respuestas inflamatorias intensas y acelera el daño hepático. Los resultados proceden de experimentación en ratones y del análisis de muestras humanas.
Un interruptor inmunológico que se apaga con la progresión de la enfermedad
Los investigadores han observado que la actividad de LSECtin disminuye a medida que avanza la cirrosis, lo que reduce la capacidad del hígado para contener la inflamación. Según explica el primer autor del estudio, Sebastián Martínez, “cuando LSECtin disminuye, las células Th17 —un tipo de linfocitos altamente inflamatorios— se multiplican y agravan el daño hepático”. Esta pérdida de control contribuye al avance de una enfermedad en la que el tejido hepático se va cicatrizando de forma progresiva.
El equipo ha comprobado este mecanismo en un modelo murino de cirrosis, en el que los animales fueron modificados para sobreexpresar LSECtin. Esta intervención ha permitido constatar el efecto protector de la proteína. Como señala el profesor Rubén Francés, “esto nos permitió comprobar que restaurar la presencia de LSECtin en el hígado tiene un efecto protector”.
El papel clave del receptor LAG-3
El avance más relevante del trabajo es la identificación del receptor LAG-3 como la vía molecular que permite a LSECtin modular la respuesta inmune. Tal como detalla la investigadora Esther Caparrós, “identificamos LAG-3 como el mecanismo molecular a través del cual LSECtin ‘apaga’ la respuesta Th17”. Esta interacción no solo limita la proliferación de células proinflamatorias, sino que favorece la aparición de células reguladoras, esenciales para reducir la inflamación y promover la tolerancia inmunológica.
La combinación de ambos efectos —frenar lo que daña y reforzar lo que protege— sitúa al eje LSECtin-LAG-3 como un potencial objetivo terapéutico frente a la inflamación persistente que caracteriza a la cirrosis.
Una vía para desarrollar nuevas estrategias farmacológicas
Aunque el estudio no constituye todavía una terapia aplicable en pacientes, los resultados abren la puerta al diseño de tratamientos que restauren o imiten la acción de LSECtin. Al reducir la inflamación en modelos experimentales, esta estrategia podría ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar el control inmunológico en fases tempranas y avanzadas de la cirrosis.
En la investigación han participado especialistas de instituciones como ISABIAL, CIBERehd, el IDIBAPS de Barcelona, la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, junto a la UMH.



