Hoy en día es imprescindible tener una buena presencia en la red. Cualquier sector empresarial o negocio intenta destacar en el entorno digital. Planificar, organizar y jerarquizar la información que aparece en un portal web puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
1.- Jerarquizar la información
Lo primero que hay que tener en cuenta cuando se crea una nueva web desde el inicio es la presentación del contenido que se va a mostrar. Los conceptos tienen que organizarse de manera racional, acorde a las prioridades que queremos comunicar. Todo tiene que ser simple y bien distribuido, sin sobrecargar visualmente la interfaz.
Las primeras impresiones son siempre cruciales, como sucede en todos los ámbitos de la vida. Tenemos que hacernos una serie de preguntas que responden a estas dudas: ¿Qué es lo más importante que se busca transmitir? y, ¿Qué es lo que diferencia nuestra idea/producto del resto de propuestas similares? Estas dos respuestas deben presentar una posición predominante.
Por ejemplo, imaginemos que estamos creando una web para un servicio de comida saludable a domicilio. Lo primero que queremos transmitir es confianza en la calidad de los ingredientes y la frescura de los platos; esa sería la idea principal que debe quedar clara desde el inicio, quizá con un eslogan destacado y una imagen atractiva de un plato recién preparado.
La segunda pregunta sería: ¿qué diferencia a este servicio de los demás? Supongamos que el factor diferenciador es que el menú cambia cada semana en función de productos de temporada. Esa característica tendría que ocupar un lugar visible en la página principal, ya sea con un bloque de texto breve o un apartado resaltado, de forma que el visitante lo perciba de inmediato.
2.- Captación y fidelización de usuarios
En este punto es importante diferenciar entre captación y fidelización. La captación se centra en atraer a nuevos usuarios, ofreciendo incentivos o pruebas gratuitas para generar interés inicial. La fidelización, en cambio, busca mantenerlos activos y comprometidos a lo largo del tiempo, garantizando que vuelvan de manera recurrente.
Es fundamental contar con una base de datos de usuarios bien estructurada, que permita segmentar audiencias, conocer sus preferencias y ofrecer contenidos o servicios personalizados. Un ejemplo común son las newsletters, que informan a los suscriptores sobre novedades, promociones o recomendaciones adaptadas a sus intereses, fomentando así el regreso periódico al sitio web y reforzando la relación con la marca.
Hay que configurar una comunidad relativamente estable que interactúe con el sitio web. Uno de los sectores que intenta fidelizar nuevos públicos es el del iGaming. En los casinos se ofrecen bonos de bienvenida gratis sin depósito que permiten realizar operaciones sin coste. De esta manera es posible interactuar con la interfaz de la web y entender su funcionamiento. A esto se le debe sumar una interfaz limpia y sencilla, como ya hemos mencionado anteriormente. Algunos portales de vídeo en streaming también ofrecen períodos de prueba con la misma finalidad, siendo otro ejemplo a tener en cuenta.
3.- Personalizar la experiencia del usuario
Con la consolidación de internet como herramienta comunicativa, la relación ya no es unidireccional. Antes, en marketing y comunicación, existía un emisor y un receptor, y obtener un retorno sobre qué funcionaba y qué no resultaba mucho más complicado.
Hoy en día, gracias a las estadísticas, las cookies y el feedback de los propios usuarios, es posible conocer con precisión sus intereses y hábitos. Con esta información podemos personalizar la experiencia digital: desde mostrar artículos relacionados con sus preferencias hasta permitir que configuren la apariencia o el modo de visualización de un portal.
El símil sería el de una casa: cuando volvemos a nuestro hogar, sabemos cómo están distribuidas las habitaciones y reconocemos muebles y objetos, porque forman parte de nuestro entorno familiar. Del mismo modo, si una web ofrece un trato único y adaptado, genera esa sensación de cercanía y familiaridad. Así, un portal puede identificar qué contenidos gustan más a un usuario y mostrarlos con mayor frecuencia, del mismo modo que hacen hoy en día plataformas como Netflix o Spotify con sus recomendaciones personalizadas.
4.- La atención al cliente
En la nueva era digital, los internautas no solo buscan información, también quieren ser escuchados. Por eso, ofrecer una buena atención al cliente se convierte en un pilar fundamental dentro de cualquier página web.
Entre las opciones disponibles, lo más recomendable es incluir un botón de contacto claramente visible en el menú principal. A partir de ahí, las alternativas son variadas: desde un chat en vivo con un agente, que ofrece inmediatez en la respuesta, hasta un número de teléfono o una dirección de correo electrónico, que aunque más tradicionales, resultan igualmente necesarios.
A medio camino se encuentran las soluciones impulsadas por la Inteligencia Artificial, capaces de mantener conversaciones fluidas y resolver dudas frecuentes de manera instantánea. Esta tecnología no solo mejora la experiencia del usuario al estar disponible las 24 horas, sino que además se está expandiendo rápidamente a sectores muy diversos, transformando día a día la forma en la que nos comunicamos en el entorno digital.
5.- Actualización constante y seguridad
Finalmente, y no menos importante, hay otros dos aspectos a los que hay que prestar atención. El primero guarda relación con la actualización: una web no debe ser un espacio estático, sino renovarse de manera periódica para generar tráfico y mantenerse acorde a los temas que más interés despiertan. Esto no solo implica publicar nuevos artículos o contenidos, sino también revisar enlaces, mejorar la usabilidad e incorporar herramientas o funcionalidades actualizadas.
El segundo aspecto está vinculado con la seguridad. Los internautas deben sentirse protegidos cuando visitan el portal, y para ello resulta imprescindible mantener al día los protocolos digitales, como certificados SSL, copias de seguridad frecuentes o sistemas de autenticación reforzada.
Si a esta ecuación le sumamos intercambios económicos, la importancia se multiplica. En estos casos, además de los habituales antivirus que protegen frente a amenazas y brechas, existen algoritmos de detección avanzada que pueden entrenarse para identificar vulnerabilidades y anticiparse a posibles ataques. Todo ello contribuye a generar confianza, un factor decisivo para que el usuario no solo acceda, sino que también regrese.


