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lunes, 6 mayo 2024

Trabajadoras de casi 70 años ‘y las manos torcidas de la artrosis’, la realidad de algunas aparadoras de Elche

Isabel Matute, portavoz de la Asociación de Aparadoras y Trabajadoras del Calzado de Elche, denuncia la situación de 'un montón' de aparadoras de Elche 'sin contratos, sin derechos y explotadas'

El sector del calzado en Elche es la parte más importante de la industria de la ciudad. Sin embargo, gran parte de su economía está sumergida y muchas profesionales del calzado lo sufren día tras día con jornadas de vértigo y condiciones cuestionables.

Isabel Matute, miembro de la Asociación de Aparadoras y Trabajdoras del Calzado, tiene claro que “con jornadas de 10 o 11 horas” a las que se enfrentan muchas mujeres de este sector, “no puedes conciliar el trabajo“.

Durante las últimas semanas, se están haciendo públicos varios casos en los que se pide pena de prisión para trabajadores que han tenido o tienen trabajadores en condiciones ilegales, lo que supone una gran noticia para las afectadas. Sin embargo, Matute cree que todavía queda mucho por hacer, debido al miedo que todavía sienten esas mujeres por las posibles represalias por parte de sus jefes. “Hoy en día incluso no se dice que estás en la asociación y los compañeros no lo saben”, afirma.

Además, cree que las aparadoras “tienen muchísimo miedo, porque saben que en el momento en el que denuncien, ya no les van a volver a renovar los contratos”.

Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el empleo de la fabricación del calzado es el trabajo a destajo, que impide tener un horario fijo y favorece a las jornadas maratonianas, las cuales Matute considera una “manera de explotación increíble”.

“Si te metes en el mundo de los talleres Chinos, te puedes morir. Los ves trabajando sábados, domingos, días de fiestas, no paran. Y son trabajadores y trabajadoras, igual que nosotras y las explotan de manera vergonzosa”, afirma la ilicitana, que tiene claro que los responsables reales de estos trabajadores son las “grandes marcas”. “Las empresas, las grandes marcas, no tienen aparadoras dentro de las fábricas. Esas grandes marcas son comercializadoras y esa producción se las dan a otras empresas, que se encargan de los talleres pequeños y la explotación”, manifiesta.

Nos cuenta el caso de una compañera que le afectó especialmente. “Tenía 67 años y aún estaba en la máquina“, afirma que pensó cuando se enteró de su edad. Se trata de una mujer “enferma” y con “un montón de dolores”, víctima de un trabajo que “las va atrofiando”, tal y como expresa Matute.

Su compañera todavía necesita trabajar, con casi 70 años, en un trabajo que la ha ido desgastando con el paso de los años porque, debido a sus malas condiciones laborales, a día de hoy no tiene una jubilación a la que acudir. “Se supone que esa señora debería de estar jubilada, cobrando su pensión y como no ha cotizado porque nadie le ha hecho un contrato, que ha trabajado en casa siempre, pues sigue en la máquina”, concluye Matute.