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jueves, 28 marzo 2024

Las vacunas frente a COVID 19 no presentan más contraindicaciones en los pacientes alérgicos que cualquier otra persona de la población general

Las reacciones alérgicas, que ocurren con la administración de vacunas en muy raras ocasiones, se deben frecuentemente a algunos de los excipientes contenidos en sus formulaciones.

En diciembre del 2019, las autoridades sanitarias China detectaron una serie de casos de pacientes que presentaban una neumonía causada por un agente desconocida en ese momento, y que posteriormente se descubrió que era producida por el coronavirus SARS-CoV-2. Este virus ha dado lugar a la pandemia actual denominada COVID-19, declarada por la Organización mundial de la salud (OMS) el 11 de marzo del 2020. En España, el primer paciente infectado por COVID-19 se detectó el 31 de enero en las Islas Canarias, pero no fue hasta el 25 de febrero cuando se diagnosticó el primer caso de coronavirus en la Comunidad Valenciana.

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Al inicio de la pandemia, ante una enfermedad grave y con alta mortalidad en aquel momento, no existían tratamientos conocidos que pudieran tratar la enfermedad de forma rápida y eficaz. Con el tiempo y la experiencia adquirida, ha mejorado ostensiblemente el manejo de los pacientes contagiados por el coronavirus. Pero desde el principio quedó patente la necesidad de desarrollar vacunas que pudieran inmunizar a la población y evitar la expansión de la infección por COVID. En un tiempo récord, se han desarrollado varias vacunas que han demostrado en los ensayos clínicos llevados a cabo una eficacia a corto plazo por encima del 90%, muy por encima de la presentada, por ejemplo, por vacuna de la gripe, situada en un 65% de media. Evidentemente, dado el corto tiempo de desarrollo de las vacunas, aun no tenemos datos sobre la eficacia a largo plazo.

Actualmente, hay dos vacunas autorizadas y recomendadas para la prevención del COVID-19: la vacuna de Pfizer-BioNTech y la vacuna de Moderna. En breve serán autorizadas las vacunas de AstraZeneca, Janssen y Novavax.

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La principal novedad de las vacunas actualmente autorizadas para su uso frente a COVID-19 es que están basadas en el uso de ARN mensajero (ARNm). Hasta la fecha no se han comercializado vacunas de este tipo, aunque llevan muchos años desarrollándose para patologías como el cáncer, infecciones como ébola, Zika, gripe, o la esclerosis múltiple, entre otras. El ARNm contiene “las instrucciones” para sintetizar una proteína. Las vacunas para COVID con ARNm incluyen parte del genoma del coronavirus, en concreto el gen que codifica la proteína S, la glicoproteína de la envoltura del virus que permite que este entre en la célula y la infecte. Por lo tanto, dado que solo se utiliza un fragmento de ARN, estas vacunas no pueden producir infección ni causar la enfermedad.

Para facilitar que esta molécula de ARNm sea transportada al interior de las células para ejercer su efecto va encapsulada en una nanopartícula lipídica formada por excipientes como los derivados del polietilenglicol (PEG), fosfolípidos y colesterol.

Al igual que el resto de las vacunas, puede producir efectos adversos habitualmente leves como dolor, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de inyección, cansancio, dolor de cabeza, escalofríos y fiebre. Todos estos síntomas desaparecen, por lo general, en pocos días tras la vacunación.

Las reacciones alérgicas, que ocurren con la administración de vacunas en muy raras ocasiones, se deben frecuentemente a algunos de los excipientes contenidos en sus formulaciones. En algunos casos, una sensibilización previa a alguno de sus excipientes es la causa de la reacción.

Con el inicio de la administración de la vacuna de Pfizer-BioNTech, Reino Unido recomendó a las personas con alergias severas no vacunarse contra el Covid-19 tras la reacción de dos personas. Poco tiempo después, ante la publicación de las recomendaciones de varias sociedades científicas, entre ellas las de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, esta recomendación fue retirada.

Las recomendaciones actuales, desde el punto de vista alergológico, sobre quien no debe vacunarse serían:

  • Si presenta actualmente alergia conocida a alguno de los componentes de la vacuna ARNm contra el COVID-19.
  • Todos aquellos que hayan presentado una reacción alérgica ya sea grave o inmediata, tras recibir la primera dosis de la vacuna. Será necesario realizar un estudio alergológico en estos sujetos para poder identificar la sustancia desencadenante de la reacción.
  • Todos aquellos que hayan tenido una reacción alérgica grave con una anterior administración de vacunas de cualquier tipo o con inyectables, y que los hayan evitado posteriormente. Esto se debe a que estos medicamentos pueden compartir excipientes con las vacunas frente a COVID.

Se debe administrar, de momento, a pacientes mayores de 16 años, según los estudios realizados hasta la fecha.

Por lo tanto, no será necesario hacer estudio alergológico previo a la administración de la vacuna a todos los sujetos que hayan presentado previamente reacciones graves a fármacos y/o alimentos, o sufran de alergias respiratorias. Las vacunas frente a COVID 19 no presentan, por lo tanto, más contraindicaciones en los pacientes alérgicos que cualquier otra persona de la población general, excepto en los supuestos indicados anteriormente.