¿Motivos para la esperanza?

Las buenas ideas de los pobres las gestionan los ricos

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esperanza Diario de Alicante
Rafael de la Lastra García

¿Acabaremos convirtiéndonos en una civilización disecada que solo actuará virtualmente…? ¡Cómo me duele el coxis! Me gusta escuchar la lluvia, esa música improvisada tiene ritmo, imagen y un sentido de gravedad. Cuando te moja, te besa todo el cuerpo con sus labios húmedos, sin importarle el género. No elige ni selecciona a nadie, la lluvia no tiene sexo y a todos/as ama y empapa, ofreciendo su transparente y limpio lecho para el placer solitario.

Un amigo, aspirante a suicida, me decía, que el suicidio es lo único que tiene sentido en esta vida. Afirmaba: “¿Qué sentido tiene, un joven de 21 años, que no quiere morir -“todavía”-, que lo envíen armado hasta los dientes a un lugar desconocido, diez mil kilómetros alejado de su país y de su hogar, para que luego, lo devuelvan en un plástico maloliente de mortaja? O los niños que mueren de hambre, por el capricho ajeno, vamos, por el capricho por los diamantes, los materiales raros y los combustibles; o los que se instalan en cuclillas dispuestos a morir de hambre, porque viven a la fuerza, rodeados de miseria y dictadores. Y los que huyen de las guerras, buscando donde hallar vida, y mueren  en el intento, tras haber sido maltratados, robados y luego ahogados. A estos/as no les dan la oportunidad de si quieren vivir o prefieren la “eutanasia”, que para ellos/as no está prohibida. Yo quiero suicidarme -continuaba mi amigo-, precisamente porque me puedo dar esa libre elección, la que no le dan a gran parte de la humanidad, que no se quieren suicidar y sin embargo “los suicidan” contra su voluntad. Yo elijo irme, ¡por mis cojones!, ni la muerte me va a manipular, como manipula todo poder al resto de seres vivos. Me voy harto, como el fontanero que no consigue arreglar toda una serie de fugas de agua y se larga, dejando inundarse al mundo”.

Así terminaba el discurso de mi colega, demasiado cuerdo para tildarlo de loco. Nadie se suicida sin motivo; creo que simplemente dejan de interesarte las cosas, te vacías y te llenas de sombra. Ser suicida con causa no es ningún lujo, además de ser considerado “tabú”: Existe un miedo a descubrir la verdad, la enfermedad mental o física, el hastío…, o cuando la vida en general resulta ya imposible. Pero no puedes moverte, la camisa de fuerza cerró férreamente su cremallera, los cimientos mismos de nuestra sociedad “goyesca”, mantienen en su regazo un auténtico manicomio.

¿Hay motivos para la esperanza? En estos tiempos imprevisibles, de economía precaria, y deuda CONSENTIDA infinita, se producen más suicidios, que accidentes de tráfico al año, en nuestro país. En el 2013, se suicidaron casi 4000 personas. Los motivos son dispares, pero tienen un denominador común: que lo único que funciona de esta bola alcahueta, es que sigue girando. La felicidad sabemos que no se puede repartir, pero si la justicia, el trabajo, la riqueza, el tiempo de ocio y una cultura menos individualista y menos consumista, para, al menos, tener una oportunidad para la esperanza. Créanme: ninguna persona feliz se suicida.