El efecto ‘Manada’

El Articulo de Opinión de Llanos de la Rosa Cifuentes dice que tras la reciente sentencia sobre lo sucedido durante los Sanfermines, han sido muchas las ciudades donde se han convocado concentraciones en repulsa por el dictamen de los magistrados. Pero este iniciado fuego, es sólo el comienzo. Nunca más nos vamos a callar.

1612
La Manada

Yo también he tenido 18 años. Yo también he salido de fiesta hasta tarde, y he vuelto borracha a casa. Algunas veces en grupo, otras sola. Y ese camino nunca ha sido tranquilo. Siempre acelerando el paso, intentando ir por las calles más luminosas, aunque supusieran un camino más largo. Siempre con las llaves en una mano, para poder utilizarlas como defensa en caso necesario y para no tener que perder tiempo en el portal buscándolas y, así, entrar lo más rápido a casa. En la otra mano, el móvil a punto para realizar una llamada. Siempre cerrando deprisa la puerta del portal tras de sí, que nadie se cuele contigo. Siempre analizando a la gente que regresa cerca de ti: si es un grupo de chicas o una pareja, no pasa nada. Si son chicos, procuras que no se fijen en ti.

Aún recuerdo mis primeras salidas nocturnas. La hora impuesta en casa para regresar era la que tuvieran mis amigas: “Prefiero que vuelvas una hora después a que vuelvas sola”, solían decir mis padres. También recuerdo a mi primo, acompañándome muchas veces hasta mi casa, aunque eso supusiera que él daría más vuelta para llegar a la suya. El caso era que no me quedara nunca sola.

Y todas esas precauciones, ese miedo, lo he sentido no sólo a altas horas de la noche o yendo borracha y no sólo con 18 años. Lo sigo sintiendo hoy en cuanto me toca ir sola hacia casa y ya está oscuro. Porque eso es lo triste, que nosotras siempre andamos con miedo y a la defensiva, porque volvemos a casa pensando que ojalá no nos pase nada, y que si nos pasa, que sea sólo que nos roben. Pero por favor, que no nos violen.

Con la sentencia a “La Manada” nos han juzgado a todas. Porque este juicio no iba contra ellos. Iba contra esa chica que tuvo la desgracia de toparse con ellos, y para todas nosotras. Si nos defendemos, podemos acabar muertas. Si no lo hacemos, van a cuestionar si lo disfrutamos o no, si lo consentimos o si nos lo buscamos. Van a cuestionar si después seguimos saliendo con nuestros amigos, si nos vestimos demasiado alegres o si publicamos canciones en nuestras redes. En definitiva, para que nos crean tenemos que estar muertas y si no lo estamos pero queremos seguir vivas, es que tan mal rato no pasamos…

Nueve años… dos ya cumplidos y con tres ya pueden comenzar a solicitar reducciones y permisos. Nueve años de su vida, por arruinar una vida entera. Nueve años para… ¿seres?, que no han mostrado arrepentimiento alguno, que lo tenían todo planeado, que no se escondían y tenían un chat donde hablaban de salir de caza, llevar burundanga y violar a alguna chica. Por cierto, ellos sí usaron ese término, porque hasta ellos sabían lo que hacían.

Para los jueces, violencia es estar llena de magulladuras, de desgarros, morados o cicatrices. Para mí, para nosotras, para cualquier persona normal, violencia es que invadan tu espacio personal, que se aproximen a ti sin que tú quieras, seas o no consciente de ello. Es intimidación que alguien superior a ti (en este caso en tamaño y número) te conduzca hasta un portal para hacer contigo lo que le plazca. ¿Qué mensaje lanzan con esta sentencia hacia los atacadores? ¿Que es mejor drogarnos para que así no nos opongamos? ¿Que es mejor cuanto más en shock estemos para que no nos defendamos?

Y sí, a ellos les quedará de por vida el estigma de violadores. Pero al menos ellos decidieron libremente serlo. Ella no decidió que le quedara para siempre una cicatriz en el alma. Por no hablar, además, de aquellas que hayan pasado por situaciones parecidas y de las que nunca se hablará. O aquellas que tras esto nunca denunciarán. Sea como sea, siempre hay un equipo perdedor aquí. Y ya estamos hartas de perder siempre.

La manada somos nosotras, y si tocan a una nos tocan a todas. No vamos a aguantar más.