Vergüenza de género

Si es cierto que los jueces no deben tener en cuenta la influencia mediática en las sentencias, tampoco deben olvidar que la sociedad en su conjunto es la depositaria de la soberanía nacional.

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El caso de ‘La Manada’ ha sido uno de los que más indignación ha sembrado en la sociedad en los últimos años. Acostumbrados a que la justicia, por lenta, deja de ser justicia, ahora resulta que además no deja de ser patriarcal y no es más que el vil reflejo de cómo en unos escenarios se llenan unos la boca durante el día para hablar de la rotura del techo de cristal para que al caer la noche todo se pueda reducir a un ‘colabora o muere’.

La sentencia ha sido ejemplar reflejo de que la lucha por la igualdad está muy lejos de nuestro optimismo, está muy lejos de abandonar viejos roles y por supuesto está muy lejos de llevar de la mano a la justicia, que representada como mujer también ha sido violada (o abusada según los jueces). Todo al final queda en una libertad bajo fianza de 6.000, una cifra cuanto menos simbólica para todo lo que se ha hecho.

Las mujeres y hombres del país tenemos la necesidad de formar parte activa en un cambio que necesitamos para avanzar. Tanto por las mujeres que han muerto y han sido portadas de los telediarios, pero sobre todo por las que viven y sufren las heridas en silencio porque saben que al final para un togado la culpa fue de ella.

Que el silencio no nos convierta en cómplices.