Deseo

El gobierno de los pueblos es innegociable

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deseo Diario de Alicante
Josep Manel Sánchez

Con el sombrero calado hasta los hombros, musito en la sombra: / ¡Oh escrofulosa y vieja Europa/ corrupta y desdentada/, que cojeas y resuenas/ en tu calavera hueca/, como maracas de sal por los océanos muertos/ golpeando a tus hijos/.

Los partidos políticos de “izquierda,” persisten en su viaje placentero escorándose cada vez más hacia el centro derecha, volviendo a dejar un espacio vacío, un “limbo” sin políticas sociales ni económicas que beneficien a las mayorías democráticas ciudadanas de este país. Por lo tanto, estamos como a últimos de los setenta, soportando una democracia coja con un parche en el ojo izquierdo; y seguimos sin ser representados un 90% de la población, que un 15 M fallido trató de representar en las calles de todos los pueblos de España. Un 15 M que no ha desaparecido porque su DESEO no se está cumpliendo.

Como los temas laborales y sociales, por todos/as ya sabidos no se han resuelto todavía, la gente, continuará pisoteando el asfalto demandando una democracia que se mantenga en pie de igualdad, solidaridad y justicia. De lo contrario, esta democracia se desmoronará poco a poco, por mucho que quieran algunos ingenuos apuntalarla: es material de derribo y construcción de una nueva, para un futuro más habitable, descontaminado del mal aliento y mucho más ecológico, políticamente y ambientalmente hablando.

Sé, que en los corazones honrados palpita con fuerza ese DESEO de un cambio real, pacífico y para todos/as. Hemos de conseguir que la democracia nos pertenezca como si la hubiésemos parido, amamantándola para que crezca sana, robusta y fuerte, sin que nadie pueda tumbarla a su favor, porque sería tumbar a todo un pueblo. No queremos buenas ideologías sino buenas prácticas, como eliminar el paro repartiendo el trabajo y las cotizaciones, para una juventud sin futuro y en precario, para que las “crisis” dejen de ser un negocio de “tráfico de esclavos”.

Dije que había un hueco, un espacio solitario en el espectro político, no solo en este país, sino en todos los puntos cardinales del planeta, por eso tenemos que ser hoy más que nunca ciudadanos del mundo, sin reduccionismos nacionalistas que nos dividan. Solo nosotros /as sabemos lo que nos hace falta para vivir con dignidad, y no necesitamos para conseguirlo a los que roban al por mayor, ni a los que quieren imitarlos. Tenemos que volver a elegir en las calles a nuestros interlocutores, de entre los jóvenes, jubilados, hombres y mujeres que sufren la ignominia de esta gran mentira tan bien montada, que hasta parece real, pero es un falaz espejismo para ese 90% al que aludía como dueño de su destino y de su DESEO. Ponerlo en marcha no es un sueño, el sueño es esta vida -mar del consumo -, en la que nos han sumergido, que no es la vida real, la que sentimos y anhelamos, desconociendo que todos y todas pensamos lo mismo. Y no actuamos bien, porque no creemos que la auténtica realidad es posible si la DESEAMOS.