Corrupción S.A. y democracia

Ni siquiera sabemos comportarnos como mamíferos

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democracia Diario de Alicante
Josep Manel Sánchez

Mientras escucho la formidable garganta de Enrico Caruso, escribo sobre los políticos de barra fija, trasnochando con sus tarjetas tóxicas y abultados sobres lacrados, por los indecorosos prostíbulos con urnas y colas de clientes que ensalzan a los pícaros de guantes sucios. Da igual la canción que interpreten, el público seguirá aplaudiendo. Los políticos y las políticas persistirán en la concitación mutua, soplando caracolas y rotativas con periodistas romos que van calcando cómo se masacran y se denuncian, emergiendo el tú más; y gracias a ello, se enteran los mortales. Y ahí están, mientras les favorezca el viento, o no.

Si el dinero, como ellos dicen, es una droga, como la cocaína y la heroína, que causa estragos, delincuencia, miseria y cárcel, ¡PROHÍBANLO!, porque el bien común hoy en día, es más individual e insolidario que nunca. La gente sigue nadando por un océano de pus, mientras la “estrella de la muerte” avanza a ras de agua…y la política, sin vacuna posible que la remedie y la sanee de tanta bacteria necrófila- cuyos efectos alérgicos en los votantes comienzan a manifestarse-, camina a tientas sobre su oscuridad y su naufragio.

Aquí, en este mundo de BAMBI, LOS MÁS PILLOS “PILLAN”, los otros/as, orientan sus miradas sin pupilas hacia la nada; y se les quedan las caras más blancas que “el culo de la mujer de Lot” (James Joyce):” ¡Vivan la moral y la ética! ¡Vivan nuestros votantes, porque sin ellos no hubiéramos alcanzado el paraíso”!-Ahora suena Pagliacci y se me encoge el hígado: Caruso es total.

Bajo por una botella de whisky a la calle y me topo con la Democracia en una esquina del barrio, está tirada por el suelo, con una bandejita vacía a su lado. Olía como si no se hubiese duchado en 40 años. Y me puse a pensar, que en una democracia auténtica la base ha de ser igual a la altura, porque como alguien dijo-¿el principito?-,”el futuro no se imagina, se construye”. Aunque también nos sirve un círculo, donde todos sus radios conectan con su centro y con cada uno de sus puntos equidistantes, para rodar óptimamente sin que ninguno se “tuerza”. Esto sería una democracia centrífuga: no hay que fiarse ni del transeúnte que camina por el interior de nuestras vidas.

Un sistema así trazado no puede fracasar, es como una tela de araña donde los “intrusos” al mover el mínimo hilo, quedan atrapados/as por la astuta ARAÑA COLECTIVA. Y si estos sistemas, donde los controladores son controlados desde una base circular o cuadrada, no consiguen convencer a las mayorías sufrientes y vociferantes, que han de mojarse al menos hasta los glúteos, es que esta sociedad coquetona y global no sirve para contribuir al bienestar global de todos/as. Es una especie fallida y monopolítica.

Como atisbo que me sobra página y whisky, me desnudo en este rincón de leche -yo sí que me sumerjo hasta las crines-, para hacer tiempo y pescar algunos versos con este anzuelo binario. Al fin y al cabo, como dijo BÉCQUER: “MORTAL, TODO MORTAL”.