8M: Por qué aún hacen falta más días así

El Articulo de Opinión de Llanos de la Rosa Cifuentes nos dice que desde que se anunciara el paro internacional de mujeres para el pasado 8 de marzo, aquellos que se opusieron o que demostraron su postura de hostilidad, lograron reforzarnos en nuestra idea de protesta. Y las calles se quedaron pequeñas

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8M Diario de Alicante
Llanos de la Rosa Cifuentes

Algunos tildaron la propuesta de huelga feminista de “elitista”. Sí, es cierto que muchas se quedaron sin opción de hacer huelga, bien por presiones directas o indirectas, bien porque los números no saldrían a fin de mes de hacerla (qué ironía entonces eso del “derecho”, cuando en realidad parece más un bien de consumo por el que debes pagar, pero esto, sería ya otra entrada). También hubo quienes no veían el punto de este paro. Pero las que sí pudieron, quisieron o aún no pudiendo se atrevieron, demostraron que el mundo se para si la mitad de él para. Quizá el ejemplo más claro, o visible, lo encontramos en los medios de comunicación, con programas que no lograron salir a antena o lo hicieron de aquella manera.

Con huelga o sin ella, lo que sí estuvo claro fue el apoyo masivo que recibió el movimiento feminista. Yo no vivo en una gran ciudad y, aunque calcular no es lo mío – 7.000 según algún medio local, he de decir que me encontré con una masa de personas más amplia de lo que hubiera esperado en un inicio. Costaba caminar, los cánticos de la cabeza tardaban en llegar de boca en boca hasta el final de la larga hilera de gente que participaba para reclamar un trato más igualitario en todos los aspectos de la vida.

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Pero más de la cantidad, quiero hablar de lo cualitativo. Allí vi personas de todas las clases, edades o grupos sociales. “Sí que recoge tipologías esta élite”, pensé irónicamente. Así que, para todos aquellos que hablaban de élites o de movimiento vinculado a un determinado partido, creo que les bastaría una ojeada a las redes sociales o a los medios de comunicación para darse cuenta de lo equivocado que estaban.

Además, si echaba mano a mis redes sociales, encontraba comentarios de compañeras del tipo “Aquí, a reventar” o también vídeos e imágenes de la gran afluencia en lugares como Alicante, Madrid o Elche.

Hoy aún nos dura la resaca del jueves, los medios siguen hablando y debatiendo sobre lo que supuso el pasado 8M. Pero yo pido que ese eco no cese y siga resonando en el tiempo. Porque, por desgracia, todavía nos queda mucho. Porque el 8 de marzo no es un día para que nos manden flores, nos feliciten o nos manden mensajes destacando nuestra bondad. El 8M es un día para refrescar la idea, que debe perdurar el resto del año, de que no nos detendremos. No vamos contra nadie, no guardamos odio ni rencor tampoco. Simplemente estamos cansadas de tener miedo cuando volvemos a casa, de andar más rápido y con las llaves siempre a mano. Vamos en contra del acoso cuando salimos de fiesta y lo único que queremos es disfrutar, de que vulneren nuestro espacio. Estamos en contra de que nos violen y que, después, las juzgadas seamos nosotras, nuestras actitudes y nuestras ropas. En contra de ganar menos, pero trabajar el doble, fuera o dentro de casa. Cansadas de que se nos olvide y de que si llegamos arriba se cuestionen nuestros méritos y capacidades.

Así que, sí. Que esta resaca sea de las largas y nos ayude a que el próximo 8 de marzo, estemos un poco menos cansadas y hartas.