1 de mayo 50 años después

Está todo tan mal que mi crítica no da abasto

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1 de mayo Diario de Alicante
Josep Manel Sánchez

Dicen los budistas que el ser humano se aferra a cosas que no necesita y acaba frustrándose. ¿Será que ignora lo que realmente necesita: contemplarse a sí mismo y actuar en consecuencia? También dicen, no los budistas, que la sociedad no puede cambiar, pero sí una persona individual…, y si cambian todas las personas individuales, ¿no cambiaría la sociedad también? ¿Las leyes no han de transformarlas las mayorías?

El otro día caminando por el asfalto, quemado por el hollín, me encontré un electrodo de rutilo, de los que utilizan los soldadores para unir nupcialmente el hierro dulce y montar estructuras para fábricas o edificios singulares. Los profesionales soldadores en los ochenta y noventa ganaban mucha pasta a cambio de la deshidratación del calcio de sus huesos. Hoy el trabajo manual y técnico ya no se valora, pasó a la historia, con sus contratos fijos  un poco dignos para la época del pelotazo y pilla cuanto más puedas si estás tocando poder.

Éste 1 de mayo, cada vez más descafeinado, a pesar del feminismo y los jubilados/as, todos juntos y revueltos, ha discurrido sin pena ni gloria, con la misma cantinela de hace 40 años, o peor. Los más “RADICALES” presumiendo de partido “proletario” propio e intransferible, el de “VERDAD”, bautizados por los popes, por los líderes arcaicos del “comunismo” sin comunismo: cientos de partidos para el pueblo sin el pueblo, usurpando sus banderas y sus símbolos.

Es cierto que las mujeres están levantándose contra la tiranía machista que perpetúan los sistemas políticos EN TODO EL MUNDO, todavía. Los jubilados/as también se pronuncian contra el abuso salarial en sus mermadas pensiones que deberían subir al menos un 40%, las más bajas. También necesitamos que los jóvenes den la cara por su futuro, secuestrado por quienes ya no lo tienen, porque están en el y son millonarios, solo les queda el poder, en sus últimos estertores de vida. Mientras les llega la hora, seguirán puteando,  contaminando y asolando este planeta nuestro. Sigan desfilando, una vez al año no hace daño…, y a cobrar las subvenciones.

Recuerdo la voz de Gila al teléfono, diciendo aquello tan gracioso a su “mujer”, que era el sistema de entonces: ¡me va a oír!, ¡me va a oír!,  ¡si!, !si!, ¡si! Gila criticaba la España que teníamos y que no hay manera de removerla, aunque le quitemos “el capote” con el que Nikolái Gógol arrullaba a sus tristes y desesperados personajes en sus relatos.

No es nuevo ni revelador el insistir y repetir hasta la saciedad aquello de “tenemos que mojarnos” todos y todas, por el trabajo y la libertad real para nuestros hijos/as y nietos/as. ¡NADIE!, absolutamente nadie, en este presente y en el futuro inmediato, lo va a hacer por nosotros/as. Las reivindicaciones no son de un día, ni de dos, ni de diez, las reivindicaciones han de ser diarias, por siempre y para siempre, hasta que seamos herederos/as propios de nuestro porvenir.